Capítulo 1: "La misma tragedia el mismo destino"

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Era un día bastante frío, el viento resoplaba con tal fuerza que golpeaba las ventanas de las casas de un pequeño pueblo ubicado a miles de kilómetros de la capital, decenas de personas salían a su centro de estudios o a trabajar, mientras otras se encontraban compartiendo en familia aún su desayuno.

En una modesta vivienda una mujer sostenía en sus brazos a su pequeño hijo recién nacido, mientras su esposo se alistaba para ir a su trabajo.

Una situación similar se vivía en otra modesta vivienda en el mismo pueblo, donde una mujer sostenía en sus brazos a su pequeña niña que había traído al mundo hace escasos minutos.

Es muy bella, decía la bella mujer acariciándole el rostro de su bebita con dulzura, mientras su esposo un gigantesco hombre llegaba junto a ellas.

Es, hermosa, dijo el hombre colocándole un pequeño collar que llevaba grabado su nombre.

Mientras tanto:

Ya estoy listo amor, decía un hombre maduro de cabello alborotado acercándose a darle un beso de despedida a su hijo y a su esposa.

Se lo pusiste, dijo el hombre al ver que el pequeño bebé tenía una cadenita con un dije con su nombre.

Si, no se porque, pero sentí necesidad de hoy día ponérselo, decía la bella mujer de cabello negro sonriendo.

El clima esta muy malo, dijo el hombre.

Así es Bardock, está semana a hecho mucho viento, las noticias dicen que podría haber algún movimiento sísmico, decía la mujer con preocupación.

Si puede ser, tal vez sea mejor quedarme con ustedes, decía el hombre como si presagiara lo que horas después sucedería.

Horas después:

Eran las 10 pm muchas personas se encontraban descansando en sus hogares mientras otras personas volvían a sus casas de su trabajos, cuando un ligero movimiento sísmico era el inició de la desgracia que después sucedería en aquel pequeño pueblo. Algunas personas al ser leve el movimiento se quedaron en sus casas, otras salieron fuera de ellas.

Ya paso mujer, tranquilízate, decía Bardock mientras abrazaba a su esposa que sostenía a su hijo en brazos bajo el umbral de la puerta de su habitación.

La misma situación vivían un gigantesco hombre, su esposa e hija recién nacida.

Tranquila cariño ya paso, no es necesario que salgamos, decía el gigantesco hombre al tiempo en que el movimiento volvió a repetirse esta vez con mayor intensidad. 

Terremoto, decía la adolorida mujer parándose de su cama mientras abrazaba a ella a su bebita recién nacida mientras veía las paredes de su modesta vivienda moverse cual gelatina.

Vamos amor, dijo el gigantesco hombre abrazándola tratando de proteger a su esposa e hija, de la caída del techo de su vivienda.

No puedo caminar más, me duele mucho, salva a nuestra hija, decía la mujer desesperada dándole a su niña recién nacida a su esposo, mientras veía abrirse las paredes de su habitación y una venirse sobre ella.

Situación igual se veían en todas las casas del pequeño pueblo.

No se puede abrir, decía desesperado un hombre de cabello alborotado forcejeando la puerta principal de su vivienda mientras veía los vidrios de sus ventanas romperse y sus artefactos caerse al piso.

La mesa, protejámonos bajo la mesa, dijo el hombre corriendo con su esposa que llevaba a su bebé en brazos a refugiarse bajo una pequeña mesa, en el intento una de las paredes cayo sobre el hombre mientras la mujer a las justas logro dejar al bebé bajo la mesa mientras ella también recibía el impacto de la pared.

"Lo que juramos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora