8. Ocho

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8.
Como me ve el mundo...(parte 2)

No puedo decir mucho de lo que ocurrió el segundo día de competencia

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No puedo decir mucho de lo que ocurrió el segundo día de competencia. Desde temprano me encontraba extrañamente triste, había dejado que él sentimiento de soledad de la noche pasada se extendiera y francamente, no quería ni levantarme. Me dije que estaba bien el quedarme ahí, sin problemas podría ver la transmisión por la televisión, no tenáa ganas de verle la cara a nadie. Y sin embargo sabía que eso podría perjudicar a mis padres, en especial a Yuri, que competía seguramente pensando en mí. Me vi forzado a levantarme del suelo, por suerte Mari y Minako seguían dormidas y me salvaría de un buen regaño.

Mientras buscaba mi ropa en la maleta que mis padres me habían preparado, me di cuenta de que mi cuerpo estaba demasiado frío y sí, la cabeza me dolía bastante. No debía ser otra cosa más que un resfriado, después de todo no me había cubierto ni siquiera con una manta en toda la noche. Me vestí con poca dificultad y espere a que Mari y Minako despertaran, yo no tenía la intención de hacerles saber que ya era un poco tarde.

Lo único que puedo rescatar de aquel día fueron detalles simplemente minúsculos. El muchacho francés sufrió dos caídas y eso le costó su lugar en la clasificación, tendría que esforzarse en su siguiente copa si es que quería entrar al Grand Prix. Miré a Michelle dejar todo en la pista, pero ni siquiera había prestado la atención suficiente a si canción. Otabek no logró levantarme el ánimo, algo que me preocupo bastante, siempre me encontraba entusiasmado con sus rutinas porque me parecían diferentes e innovadoras, pero no pude emocionarme mucho.

Para cuando el ruso se acercó a la pista, aumentó en mí un nerviosismo que no conocía. Sabía que si no podía mostrar una buena cara con mi padre, este estaría completamente destrozado, no podría hacer su rutina con propiedad y seguramente sufriría muchas caídas. No me moleste si quiera en poner atención a la rutina del ruso, me sentía dolido y muy temeroso como para interesarme por un tipo que no era del todo mi agrado.

Salió de la pista tras un coro de aplausos y vítores, se había posicionado en el primer lugar y eso era lo que menos me importaba en esos momentos. Mis padres ya se acercaban, me tranquilizó mucho el ver expresiones decididas en sus rostros, pero aún quedaba un detalle si quería que todo resultara bien: Yo.

Me removí en mi asiento, frotando mis manitas muy nervioso. Mari se dio cuenta de esto y me dedico una bella sonrisa, luego Minako me tendió la bandera de Japón, los tres apoyaríamos a papá para que se quedara con el primer lugar. Cuando Yuri salió a la pista, escondí todo rastro de rencor y tristeza que pude haber tenido momentos antes, le mostré mi mejor sonrisa, mi mejor apoyo.

No puedo decir con exactitud lo que sentí al ver a papá. Él nunca me habló de sus rutinas, al menos no de su significado, me había pasado todo el tiempo viéndole practicar sin entender realmente lo que quería expresar. Bueno...no es como que un niño de seis años fuera a comprender lo que un adulto sentía, pero no importaba lo que fuera. Aquella rutina encendió mis emociones a tal punto que no pude mirarle, apreté mis ojos para evitar llorar, no quería alterar a nadie, mucho menos a papá.

Ellos se aman (Viktuuri) (Editando) Where stories live. Discover now