16. Dieciseis

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16. Discúlpame.

La televisón fue la culpable de que me despertara temprano. En realidad había dormido de maravilla, pero por alguna extraña razón no me apetecía levantarme, así que después de ser despertado por las noticias matutinas, me quedé envuelto en mis sabanas, con los ojos abiertos y la mirada puesta en ninguna parte.

Sabía que mis padres no estaban en la habitación, su cama vacía y desecha me dejó intrigado por unos momentos, pero lo entendía, mis padres seguramente se encontraban ya en la pista para una práctica de emergencia, el accidente de Yuri había movilizado a todo el mundo, dejando la prueba del día anterior a medias, y no solo se trataba de terminar la práctica, si no de ver y comprobar si mi padre se encontraba en el estado adecuado para competir, nadie quería ser testigo de una tragedia mayor.

Después de casi de una hora de simplemente estar pensando decidí que ya era tiempo de ponerme en marcha para la competencia, una nota sobre el buró me mantuvo al tanto de la situación. Mari y Minako, mis fieles compañeras amantes del patinaje; vendrían en unas horas para cambiarme y llevarme a ver la competencia. Había estado tan metido en el mundo de mis fantasías que por poco olvidaba la emoción que sentía.

Me lancé sobre las maletas, desesperado por encontrar el atuendo adecuado para el tan grandioso día. Me pareció bien llevar un gorro con mi color favorito y el que me daba más suerte: Amarillo. Sonreí al ver el gorro hecho de lana en su totalidad, uno de los últimos regalos de Nana, es más, aun conservaba el peculiar olor del orfanato y por supuesto, todos mis recuerdos.

De pronto me puse nostálgico, todas las caras sonrientes de mis compañeros pasaron frente a mí ¿Me habrían extrañado durante esos meses? ¿Habrían adoptado a alguien en ese tiempo? Y Nana, ¿Seguiría siendo la misma mujer sonriente de mis memorias? Pero era muy pronto como para preocuparne por ese tipo de cosas, ¿Verdad? Después de todo, no había pasado realmente mucho tiempo, no tenía porque tener ese tipo de pensamientos.

Cuando tuve lista mi ropa, me senté frente a la TV para distrarme un rato en espera de mis compañeras, mis padres la habían dejado encendida en el canal de deportes para que no me perdiera nada de la cobertura especial, como se trataba del último año de Yuri en la pista, los organizadores se habían empeñado en grabar un reportaje sobre mi padre, un patinador que había mejorado mucho en muy poco tiempo.

Me alegré al ver antiguas imágenes de mi padre en la pista, rutinas que recordaba perfectamente gracias a Nana, su ferviente admiración hacía Yuri le había hecho grabar todas y cada una de las rutinas presentadas. Mi favorita de todas, "Yuri On ice", composición personal y simplemente arte.

Los comerciales iniciaron justo cuando la puerta se abrió, la voz de Mari resonó en todo el lugar y me hizo saltar de la cama, se notaba que no traía precisamente el mejor humor. La miré curioso, se veía bastante cansada al igual que la mujer detrás de ella, Minako.

—¿Pero qué rayos les paso a ustedes? —pregunté exaltado.

—Créeme, no quieres saberlo.

Ambas se dejaron caer en la cama, quejándose a diestra y siniestra, a penas pude percatarme de todo el alboroto de cosas que habían traido con ellas, cajas y maletas, todas se veían en extremo pesadas.

—Ah, ya entiendo.

—¡Ahg! —exclamó Mari con mucha furia- Debieron haberse contratado un servicio especial, esos dos olvidaron todo para la competencia de hoy, a penas tuvimos tiempo de ir a recoger los trajes, perdimos el vuelo de la noche y por poco nos quedamos sin asientos para el siguiente. ¡No puedo moverme más!

—¿En serio los trajes de mis padres están en esas maletas? ¿No deberían de estar ya en sus camerinos?

—Dícelo a ellos-dijo Minako— Vaya pareja de olvidadizos.

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⏰ Last updated: Jun 11, 2019 ⏰

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Ellos se aman (Viktuuri) (Editando) Where stories live. Discover now