8. Voy con todas

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— No entiendo nada... — negué con la cabeza varias veces. — Si me querían, ¿por qué no me capturaron a la fuerza?

— ¿Para qué? — reflexionó Stark. — ¿Para que te escapases teletransportandote? No, necesitaban un motivo. Algo que te hiciese ir a ellos.

— Ya, pero con Thomas estuve esta mañana en mi casa. Pudieron haberlo cogido ahí, él salió más tarde que yo.

— Si, eso es lo que no logro entender, Hydra no le gusta que la gente sepa de ellos, no les interesaría que tu amigo descubriese todo esto. Nos tendrían que haber cogido a alguien de nosotros. Alguien como Parker. — cuestionó Steve.

— Me dejaste en leído... — pensó Peter en voz alta. — Thomas debió coger tu móvil y atar cabos. Por eso me dejaste los mensajes en leído.

— Entonces Hydra se enteró y se ahorró tener que venir a por nosotros.— siguió Steve— Les hemos dado ventaja sin quererlo. Ahora tenemos que jugar bien nuestras cartas, Lena. Muchas vidas corren peligro aquí.

Si es que yo ya sabía que esto de ser superhéroe no haría más que traerme problemas. Sin comerlo ni beberlo tenía que rescatar a mi mejor amigo de la base sectaria villana que quiere acabar conmigo.

— ¿Me quieren muerta? — pregunté con algo con cierto temblor en mis palabras.

— Quieren tus poderes Lena. Te quieren como rata de laboratorio.

— Pero no lo entiendo. ¿Por qué yo y no otro mutante cualquiera?

— No tenemos más tiempo para preguntas. — Bucky apareció con una metralleta en la mano. — Debemos salvar a tu novio cuanto antes.

Asentí con la cabeza ignorando el error de Bucky y fui corriendo a ponerme mi traje. No tardamos mucho en subir al helitransporte, aunque no podía evitar sentirme culpable por haber molestado a tantos héroes. Mi vida no era tan importante como el resto de cosas mejores que tendrían que hacer estos señores. ¿Por qué debían ayudarme a mi? ¿Así funcionaban las cosas entre los Vengadores?

No tardamos en llegar a la base en la que según Bucky ahora estaba todo el asunto.

— Peter. — lo llamé. Estaba absorto en sus pensamientos mirando una esquina de la nave. — ¿Va todo bien? — me asintió no muy convencido. — Voy con todas, Parker. — le dije. — A buenas o a malas, voy con todas.

— Saldrá bien. Confía en mí. No dejaré que esa gente te haga daño.

— Me conformo con que tú salgas ileso. Yo me las apaño sola. — le sonreí intentando transmitir confianza.

— Graves. — me llamó Tony. — No aceptes de verdad el trato que te ofrezcan, Lena. Saldrás perdiendo te digan lo que te digan. Incluso si te ofrecen ser parte de ellos.

Asentí sin haberle prestado mucha atención. Quería salvar a Thomas ya. ¿Quien sabe lo que le estarían haciendo allí dentro?

Me armé de valor y salí del helitransporte a pie. Corrí hasta entrar en la base, donde varios soldados metralletas se encargaron de llevarme a donde quería ir.

Me frustraba en parte que no pudiera haberme transportado directamente al paradero de Thomas. Pero si nunca había estado allí, no podía hacerlo. Necesitaba conocer el lugar.

Me soltaron delante de un portón de acero. La base entera era como una nave abandonada donde debía haber habido una fábrica algunos años atrás.

Caí de rodillas al suelo, pero no me importaba lo más mínimo. Quería saber que Thomas estaba bien. Esperé con impaciencia a que las puertas se abrieran, y una vez lo hicieron allí lo vi.

Atado a una silla en medio de la sala. Corrí a sacarlo de allí. Teníamos que irnos cuanto antes.

— ¡THOMAS! — grité mientras corría a por él.

Él me miró confuso.

— ¿Que hago aquí? — preguntó.

— Es por mi culpa, Thomas. Quise alejarte de toda esta mierda y no pude. — las lágrimas comenzaron a salir de mi sin control ninguno. La rabia, la culpa, el arrepentimiento, el miedo, la confusión y la desesperación habían estallado dentro de mi tras ver así a la última persona que quería ver involucrada en esto. — Lo siento... Lo siento mucho. Te sacaré de aquí, te lo prometo...

— ¿Quién eres?

¿Qué?

Tardé varios segundo en reaccionar.

— Lena, Tom. Soy Lena Graves, tu mejor amiga. — no estaba entendiendo nada.

— ¿Quién coño eres y por qué me has metido aquí? — preguntó con un cierto tono de agresividad en sus palabras.

— Thomas... — susurré sin comprender. — ¿Que te han hecho? — ahora si que estaba perdida.

— Déjame irme.

— No. No puede ser, Thomas. Nos conocemos de toda la vida, joder.

— Quiero irme a mi casa.

— ¡THOMAS JODER! — sollocé lo más alto que pude antes de romper en llanto.

Miré la sala con algo más de detenimiento. Estaba completamente vacía salvo por la silla en la que Thomas estaba sentado, un ventanal que había en la pared izquierda y varias pantallas apagadas a la derecha del cristal.

— ¡HIJOS DE PUTA! — grité tras ver varias personas que no lograste reconocer al otro lado del ventanal. — ¡QUE COÑO LE HABÉIS HECHO?

— Se le pasará en unas horas, aunque podemos hacerlo permanente. Será lo mismo que te haremos a ti después de un par de pequeñas pruebas. — dijo una voz masculina detrás de mi.

Pero no podía ser.

Era imposible.

— ¿Papá? — volteé la cabeza para confirmarlo.

𝑵𝑬𝑽𝑬𝑹 • 𝙋𝙚𝙩𝙚𝙧 𝙋𝙖𝙧𝙠𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora