𝑵𝑬𝑽𝑬𝑹 • 𝙋𝙚𝙩𝙚𝙧 𝙋𝙖𝙧𝙠𝙚𝙧

13. Nunca te olvidaría

— Se ha dejado la puerta abierta. — decidimos ir personalmente a su apartamento. Tal vez pasar algo de tiempo con Peter me ayudaría a reavivar algún recuerdo.

— Ayuda... — escuchamos tanto Tony como yo.

Nos miramos mutuamente, algo no iba bien. Era la voz de Peter.

Tony corrió a su cuarto y yo le seguí. Me llevé las manos a la cabeza y se me erizaron todos y cada uno de los pelos de mi piel. Peter Parker se hallaba en el suelo rodeado de un charco de sangre que crecía sobre él, procedente de varias heridas de balas en diferentes parte de su cuerpo. 

Stark se agachó a socorrerlo, a intentar detener que se desangrara por completo, pero poco podía hacer ya. Tony comenzó a gritar, gritaba sin control mientras varias lágrimas corrían sobre sus mejillas, pero yo no conseguía oír nada. Era como si se hubiera quedado sin voz, como si mi cabeza no quisiera escuchar.

Y cuando quise darme cuenta lo entendí todo. Desde nuestra primera misión, hasta que le prometí ver Star Wars con él. Recordé cada detalle que había hecho que me enamorara de él, y como consecuencia, del por qué ahora me hacia sentir de aquella forma. 

Cerré mis ojos con fuerza y dejé que salieran todas aquellas lágrimas que pedían a gritos ser expulsadas de mí. Me dejé caer de rodillas al suelo, junto a él. Tony trataba de comunicar al resto de vengadores su ayuda mientras trataba de salvar a Peter. Le miré a la cara y no pude evitar llevarme la mano a la boca.

— No llores...— susurró de forma débil. 

Pero era injusto que me lo pidiera, pues a pesar de todo, él tampoco había podido evitarlo.

— Peter. — Tony lo llamó.— ¿Quién te ha hecho esto?

— Hydra. — dijo sin siquiera voz. Ahora me miró a mi. Y le sostuve su fría mano mientras me dijo con sus últimas fuerzas: — No te olvides de mi, ¿vale? 

— Nunca te olvidaría.— y realmente creía lo que le decía. — No podría ni aún siquiera queriendo.— escuché su risa y me encogió el corazón.— Tony.— le llamé tras ver que se había ido. —Tony déjalo. — que lo había hecho de verdad.

— No... — él también debía querer a ese chico como prácticamente su hijo.

— Se ha ido...— me dije en voz alta para asimilar lo sucedido.

La única persona que recordaba y quería, y quería de verdad, se había ido. Y ya no iba a volver. ¿Y si él fuera la única forma de volver a sentir? ¿Y si solo con él hubiera podido haberme sentido en casa otra vez? ¿Y que pasaría ahora con todos esos recuerdos? ¿Pasarían a ser solo míos? ¿Cómo si nunca hubieran sucedido?

Peter, te llevaste todas las respuestas contigo.