9. Tenía que salvarlos

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— ¿Que es todo esto? — pregunté analizando lo que acababa de presenciar ante mis narices. — ¿Que haces aquí?

— Hija, tenemos mucho de lo que hablar.

— Adelante.— me limpié las lágrimas con la manga del traje. — Creo que merezco una explicación.

— Hija... Soy consciente de que debimos haberte explicado esto hace mucho tiempo, pero...

— ¿Debimos?— te levantaste del suelo.

— Tu madre y yo. — papá señaló la vitrina y allí la vi. Vestida con una bata de científica. 

Me sentí repugnada. ¿Mis propios padres? No era posible. No lo quería aceptar. No podía hacerlo.

— No puedo creerlo. Esto es una broma — me negaba continuamente a mi misma.

— Lena, ¿acaso nunca te has preguntado porqué tú? ¿Por qué tú obtuviste tus superpoderes de la nada?

— «Demasiadas veces» — dije para mis adentros y dejé que mi padre contestara por sí mismo.

— Quisimos fabricar nuestro propio gen mutante hace muchos. Experimentar para poder convertir a nuestros hombres en soldados imparables. Yo fui uno de esos hombres. Pero nunca terminó dando resultado, todos nuestros intentos fueron en vano. Sin embargo luego apareciste tú, Lena. No tardé en averiguar que era mi propia hija la nueva integrante de los Vengadores.

Me sentía idiota. ¿Cómo podía haberme habido engañado durante tanto tiempo? Yo todo este tiempo asustada por si la gente que quería matarme hería a mis padres por mi culpa. Vaya ilusa... 

— Debiste heredar cualquier secuela que quedase en mi ADN, Lena. Y sin siquiera pretenderlo— sonrió irónico.— Ahora necesitamos saberlo todo.

— ¿A qué te refieres?

— Lena, eres el experimento por el cual tanto sacrificamos en un pasado.

— ¿Eso es lo que soy para ti? ¡Un maldito experimento?

— Unas pequeñas pruebas, tan solo será eso. Gracias a ti podremos llevar a cabo todo lo llevabamos años soñando.

— No te dejarán...— reí. Supuse que los Vengadores estarían ya peleando para ayudarme a mí y a Thomas. Deberían haber escuchado las conversaciones.

— ¿Quienes? — pero mi sonrisa no tardó es esfumarse cuando vi que Hydra había actuado un paso por delante— ¿Tus compañeros? — preguntó en modo de burla — ¿Tus vengadores? Mira lo que están vengando ahora.— acto seguido después de ordenarlo, las pantallas que habían en la pared derecha se encendieron dejando ver a todos y cada uno de los vengadores que habían decidido acompañarme peleando con diferentes soldados.— ¿Y esto se supone que es la mayor protección con la que contamos?— se preguntó a si mismo en voz alta.

— Basta...— susurré. — ¡Deja de que se vayan!— ni siquiera me atrevía a mirar. Eran demasiados soldados...

Me dolió verles así. Por mi culpa. Necesitaba solucionarlo. Salvarles.

— Te propongo algo, Lena. 

— Suficiente. Deja que se vayan, deten todo esto. Tú no eres así.

— No contigo Lena, pero esto es mucho antes que tú. 

— ¿Y si nunca hubieras sabido de mis poderes nunca me lo habrías contado, verdad?

— Nunca quise meterte en esto. Tu madre siempre tuvo miedo de perderte por culpa de nuestros asuntos. Jamás se lo perdonaría.

— ¿Que jamás se lo perdonaría?— estaba comenzando a volverme histerica. — ¿Mi madre? ¿La misma persona que me tuvo dentro nueve meses y me lleva cuidando dieciseis putos años y que ahora está detrás de ese cristal sin venir aquí y decírme que nada de esto es verdad? — las lágrimas de impotencia salían de mis ojos sin control— ¿Qué jamás se lo perdonaría?— sollocé.— Como puedes... — la miraste a la cara desde donde estabas.

Ella parecía disgustada. Pero si tanto lo estuviera no tendría retenida a su propia hija y a su amigo juntos con los vengadores.

— Lena.— me volteé a ver a mi padre. — Tan solo un par de pruebas. 

— No dejaré que empiecen conmigo una maldita cadena de asesinos para tu jodida secta, papá.

— ¿Pero piensas dejar a tus amigos morir peleando? Mis soldados tardarán días en cansarse. 

— Eres un ser cruel y despreciable.— le dije mirándolo a los ojos fijamente.

Sabía lo que Tony me había dicho en el helitransporte. No aceptes nada. Bajo ningún concepto. Pero no podía apartar la vista de las pantallas de las cámaras de seguridad. Miré a Peter, él no debería estar aguantando eso. No otra pelea por mi culpa. Tuve impulsos de transportarme con él. Ayudarlo. Salvarlo. Pero miré a Thomas y algo se removió dentro de mí.

No podría vivir sabiendo que a mi mejor amigo lo asesinaron por mi culpa. Incluso si el no recordaba ni siquiera un solo recuerdo conmigo, sabía que el remordimiento me acompañaría hasta el día de mi muerte.

— ¡Está bien! —acepté sin saber muy bien como.— Pero liberarlos a ellos primero.

— Antes necesitamos saber que... — papá me agarró de la mano y me transporté a escasos centímetros de allí. Necesitaba demostrarle que si aceptaba sería bajo mis propias condiciones.— Como quieras...— repitió varias veces algo en ruso por un audífono que llevaba colocado en la oreja y automáticamente los soldados se detuvieron. — Pero ahora es nuestro turno.

Me distraje tanto mirando las pantallas que cuando quise darme cuenta mi propio padre me había inyectado algo en el cuello con lo que mi visión se iba oscureciendo a segundos hasta que prácticamente no vi absolutamente nada.

𝑵𝑬𝑽𝑬𝑹 • 𝙋𝙚𝙩𝙚𝙧 𝙋𝙖𝙧𝙠𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora