Capítulo 7

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A medida que el auto avanzaba la lluvia se hacía más intensa y el sonido de las gotas contra el auto más fuerte.

- ¿Ves? No hubiera sido buena idea que te hubieras quedado ahí afuera- dijo Steve mirándome por un segundo antes de volver la vista al frente.

-Supongo que gracias, entonces- digo antes de voltear hacia la ventana para restarle importancia.

A medida que seguimos los minutos pasan cada vez
haciéndose más largos y por primera vez me percato que
ya ha pasado tiempo. Demasiado tiempo.

-Espera- digo de repente. Él me voltea a ver con el ceño fruncido. -Estoy bastante segura de que mi casa queda
varios kilómetros atrás.

-Oh, sí. Supongo que ya sabrás que no vamos a tu casa entonces- me contesta con una sonrisa. Una sonrisa perfecta.

- ¿A dónde estamos yendo, entonces? - pregunto seria.

-Quiero mostrarte algo- dice poniéndole fin a la conversación.

Dejo que el ruido del motor inunde el espacio vacío que hay entre nosotros y no vuelvo a preguntar más. Una parte de mi sabe que debería de estar aterrada de lo que todo esto podría significar. Porque está claro que podría estarme secuestrando, a punto de asesinarme o violarme o Dios sabe que más; pero de alguna forma no lo creo capaz. Es decir, este es el chico que ha estado coqueteando conmigo los últimos días, y el hecho de que hoy haya sido un día de mierda me deja agotada como para discutir a donde me llevara.

Cuando menos me doy cuenta, vamos por una carretera y los arboles ahora nos rodean. El auto ha estado moviéndose en círculos y mis pensamientos me han dejado mareada. Unos pocos minutos después el auto se
detiene sobre la tierra saliendo de la carretera.

Me volteo para ver a Steve sonriéndome. Me mira unos segundos para luego desabrocharse el cinturón y salir del auto. Me quedo ahí unos segundos hasta que hago lo
mismo y salgo. Steve se encuentra unos pasos más adelante y cuando estoy a punto de preguntarle por qué me ha traído aquí, pone una mano enfrente de mi para evitar que me caiga al acantilado que hay frente a mí.

-Oh- digo mirando hacia los miles de metros que hay de donde estamos al suelo. Por un momento me imagino lo terrible que sería caer desde aquí. -Bueno, esto es una muerte segura- digo, pensando en voz alta.

-Pero valdría la pena- dice Steve levantando mi mentón para hacerme mirar al frente. Ante mi hay una vista hermosa. Toda la ciudad se puede ver desde aquí. Y a pesar de la lluvia, la cuidad se ve espectacular. El cielo nublado le da un toque más blanco, como ver todo en blanco y negro. Como una fotografía. Y es hermoso.

-Wow, es precioso- digo asombrada.

-Sí que lo es-. Es ahí donde me percato de que Steve me está mirando a mí. No a la cuidad. A mí.

-Cliché. Muy cliché. Incluso para ti, Cross- le digo alzando una ceja y con una sonrisa. Es todo un personaje este chico.

- ¿Cross? - me pregunta alzando una ceja también y con una sonrisa torcida. -Solo los del equipo y el entrenador me llaman Cross. Tú, nena, puedes llamarme Steve- me dice inclinándose ligeramente hacia mí.

-Steve Cross, tu eres realmente egocéntrico cuando se trata de mujeres, ¿verdad? - le digo casi riéndome.

-¿Qué te puedo decir? Solo con las guapas como tu-. Y sin más, estallo a carcajadas. -Bonito, muy bonito Brianna- dice riéndose también. -Me agradas- me dice una vez que los dos hemos parado de reírnos.

-Tú también me agradas, Steve- le contesto.

-Y no importa cuánto te rehúses y te burles de mí, yo sé que te gusto-.

-Ah, ¿sí? Creo que debes comunicárselo a mi cerebro o algo porque definitivamente paso desapercibido el hecho de
que me gustas- le digo de manera sarcástica.

-Es que eso no lo sabe tu cabecita, lo sabe tu corazón- dice dando un paso hacia mí y poniendo su mano justo sobre mi corazón. Primero un paso y luego otro. Lentamente. Y lo miro. Y veo esos ojos azules claro como cielo nublado. E incluso puede que se vean así por la falta del mismo sol. Y los veo. Y me pierdo.

De un momento a otro sus labios están en los míos. O los míos en los suyos. No lo sé. Pero es lento, suave, dulce como la miel. Unos labios expertos en esto al igual que los míos. Nada es nuevo, pero se siente bien. Sus manos, que no había notado que estaban en mis caderas, se mueven hacia mi espalda en busca de cercanía. Mientras que las mías, que se encuentran estáticas a mis lados, se mueven hasta su nuca para escalar hasta su cabello.
Suave, rubio. Y enredo mis dedos entre su cabello también atrayéndolo a mí. Y me pierdo. Me pierdo en ese beso.

Hasta que termina.

Se siente como una eternidad hasta que los dos nos separamos. Y lo mira y me mira. Nuestras respiraciones agitadas. Pero el solo sonríe. Incluso suelta una leve risa y no puedo evitar hacerlo también. Parecemos unos tontos mirándonos el uno al otro y riéndonos, pero se siente bien.

-Creo que es hora de llevarte a casa. No quiero que piensen tus padres mal de mí. En especial tu padre- dice guiándome de nuevo al auto.

-Yo... Solo es mi madre. No vivo con mi padre- digo agachando un poco la mirada.

-Oh. Lo siento- dice avergonzado. ¿Steve Cross
avergonzado? No deja de sorprenderme.

-Es algo sin importancia- digo, poniéndole fin a esta platica. El solo se aproxima a abrir la puerta del copiloto para mi. -Gracias- respondo por el gesto. Él inclina la cabeza y se dirige al lado del conductor.

Una vez dentro, pone música y nos dirigimos a mi casa. La música inunda, esta vez, el espacio entre los dos y yo me dedico a mirar por la ventana como usualmente hago.

Una vez que hemos llegado al frente de mi casa, frena el auto y se baja. Yo tomo mi mochila mientras el abre la puerta como todo un caballero. Incluso me tiende la mano y la acepto bajando del auto para luego colgarme la mochila al hombro.

-Bueno...- empiezo porque no sé qué hacer. ¿Lo abrazo, le doy la mano, un beso? Pero antes de que pueda decidir, él se inclina y deposita un delicado beso en mi mejilla.

-Cuando necesites desviarte un poco en el camino de la escuela a tu casa, soy tu hombre Bri.
Tenlo en cuenta- dice en un susurro en mi oído para luego guiñarme un ojo.

Se da la vuelta, se mete en su auto, enciende el motor, se
aleja y me quedo ahí. Estática.

Yo, Brianna, fui besada por Steve Cross.

¿Y si el amor no es para mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora