Cuatro.

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Pensamientos de Rydel.


Tuve un sueño extraño. Había gente muy extraña y yo estaba bailando con ellos. Había una momia, un gato enorme, una calavera, una bruja, un zombie y un Elvis Presley que me ofrecía cerveza cada cinco minutos. Juraría que también ví a Michael Jackson. Oh, seguramente se trataba de Louis... Por alguna razón él y un vampiro llamado Isaac Eastman estaban besándose. También el zombie estaba vomitando pizzas. Tal vez la gente extraña eran mis amigos. Sí, recuerdo a Stuart vestido como Elvis. Pero todo era borroso y confuso. Y yo recuerdo haber estado muy, muy contenta.

Unos ruidos en el piso de abajo interrumpieron mi sueño.

—Buenas días, señor Miller.

—¡Ah! ¡Louis! Pasa. ¿Cómo estás?

—Bien. ¿Está Rydel?

—Claro que está. ¿En serio crees que llegaría muy lejos estando así?

Risas.

—Sube.

Pasos subiendo por los escalones... Ay, no...

—¡Ryyyyyyyyydel!

—¡Ah, Louis! —dije ocultándome debajo de la almohada —¡No grites!

—Alguien tiene resaca ¿no es así?

—Tú qué crees.

—Levántate, perezosa —dijo él sentándose a mi lado y dándome golpecitos en la espalda.

—Déjame.

—Vamos, es un día precioso.

—Lou —dije incorporándome —.¿Qué pasó anoche?

Él sonrió y se quitó el pelo de la cara, que instantáneamente volvió a caerse sobre él.

—Bueno... Hubo una fiesta, y todos estábamos ahí. Y yo iba vestido de Michael Jackson. Y había comida, y muchas bebidas. Y pusieron una canción de Madonna que odio, pero estuvo bien porque...

—¡Ay, Louis! Hablo de mí. ¿Qué pasó conmigo? No me acuerdo de nada.

—Sí, claro —sonrió aún más —,bueno. No parabas de beber. Bailaste conmigo un rato, pero luego bailaste con Trevor, aunque dijiste que su disfraz de zombie se veía antihigiénico. También bailaste con Stuart, porque él siempre traía más bebida. Y bailaste con Jack. ¡Ah! Y también con Ronlad Reader.

—¿Qué?

—Pues sí.

—Debí estar muy ebria.

Louis se rió.

—Así es. Pero eso no es todo. Él trató de besarte.

—¡¿Qué?! Pero no lo hizo... ¿Verdad?

—Claro que no. Esta es la mejor parte. Habías bebido tanto que vomitaste en medio de los dos. Él se separó instantáneamente.

—¡No puede ser! ¡Qué asco! ¡Qué vergüenza!

—Sí, Ry. Fue realmente vergonzoso. Al menos él se portó amable y te acompañó al baño para que terminaras... Ya sabes... De sacarlo todo. Y luego te trajo hasta tu casa.

—¿Qué? ¿Y tú lo dejaste?

—Bueno, Rydel. Él estaba sobrio. Y yo también había bebido un montón. Era más seguro que Ronald te acompañe de regreso.

—Ah, qué considerado de tu parte —dije con ironía mientras trataba de apaciguar con los dedos el dolor de las sienes.

—Bueno. No te sientas tan mal. No fuiste la única que vomitó. Un minuto antes Trevor había vomitado toda la pizza que se comió. Todo eso fue muy asqueroso. Stuart pensará dos veces antes de volver a hacer una fiesta en su casa.

—¿Cómo es que nunca te dan resacas tan fuertes como a mí?

—Bueno, ya sabes que mamá prepara el café más cargado del mundo para combatir resacas. A propósito, tú necesitas uno. Ven —Louis me sacó de la cama y me llevó hasta el baño —.Vas a darte una ducha fría y luego bajarás a desayunar.

—Lou tú... —pero no pude seguir porque él cerró la puerta del baño y bajó por las escaleras.

Azul y Negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora