Cinco.

11 2 0
                                    


Pensamientos de Rydel.


The Chaos House es un reality show americano muy estúpido. Trata sobre diez chicos y diez chicas que tienen que vivir juntos en una enorme casa de Malibú, y cumplir semanalmente con retos que los presentadores les ponen. Por alguna razón, todos son despampanantemente sensuales y parecen modelos de revistas. Los chicos andan por la casa mostrando sus perfectos abdominales y las chicas pavonean sus enormes traseros y llevan maquillaje hasta para dormir. Cada semana, todos se reúnen en la playa al anochecer y los presentadores anuncian quién fue el peor de los concursantes y es eliminado. De vez en cuando llega un chico o chica nueva a la casa, y eso provoca un gran drama. Además, entre los concursantes hay romances, peleas, discusiones, insultos y golpes. A veces parece una telenovela. Sin embargo, aunque lo consideramos estúpido, Louis y yo no podemos dejar de verlo.

Ahí estábamos esa tarde, acostados en la cama de Louis mientras yo apoyaba mi cabeza en su hombro, y Buzz apoyaba su hocico en mis piernas viendo como una concursante llamada Shirley arrastraba por las piernas a otra concursante llamada Leticia hasta la playa, porque supuestamente ella se había acostado con otro de los concursantes llamado Rob.

—Rydel. Déjame pasar al siguiente episodio. Este ya me lo ví.

—¿Sí? Pues eso te pasa por verlo en la madrugada sin avisarme. Ahora espera a que termine de verlo.

Louis lanzó un suspiro.

—Rob sale a separarlas, pero ellas lo tiran a la arena. Llega la policía y se las lleva ambas por causar disturbios. Las dos se siguen insultando mientras están en sus celdas. Llegan los demás chicos a verlas. Ellas tienen que pasar la noche ahí. A la mañana siguiente vuelven a la casa, donde Rob les dice que no quiere a ninguna de las dos porque es gay.

—¡Louis! Si me lo cuentas no tiene gracia —dije cruzándome de brazos.

—¿Ya puedo pasar al siguiente? —dijo él con una sonrisa.

—Hazlo —dije de mala gana.

Pero mientras continuaba el siguiente episodio, yo no podía concentrarme. Empecé a observar la habitación de Louis, en la que yo había estado tantas veces. Desde que íbamos en primer grado de primaria, él y yo habíamos sido los mejores amigos, y no necesitábamos a nadie más. Louis sabía todos mis secretos, hasta los más peludos. Y yo sabía todos los de él. Louis se llevaba bien con mi papá —incluso mejor que yo—, y yo era siempre muy bienvenida en la familia Evan. El cuarto de Lou era una estrecha buhardilla en la que él y yo siempre habíamos hallado refugio después de hacer travesuras. Tenía repisas llenas de cómics, videojuegos, libros y muchísimos CDs. Había un pequeño teclado acomodado en un rincón, junto a la guitarra y el amplificador. Un escritorio de madera sostenía un ordenador, un par de libros del colegio, algunas partituras y una fotografía de nosotros juntos en mi cumpleaños. Además, un póster de Sex Pistols en la puerta del armario y una silla de rueditas, donde Louis solía colocar una camiseta sucia por puro acto de rebeldía, ya que Mary toda la vida se había encargado de que la habitación de sus hijos esté siempre impecable. Pero Louis siempre repetía que un músico debe vivir en un espacio desordenado para que la inspiración fluya, y los gritos que le lanza su madre al ver la camiseta le recuerdan que aún puede tener algo de inspiración en su ordenada habitación.

Al volver la vista, encontré a Louis mirándome pensativo. Al parecer él tampoco podía concentrarse.

—¿Qué?

—¿Quieres ir a algún lugar, Ry?

Azul y Negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora