Azul y Negro.

Uno.

Pensamientos de Rydel.

—¡Rydel! —papá dio dos golpecillos para llamar a la puerta, pero la abrió de todas maneras sin esperar respuesta.

—¡Papaaaaaaá! —grité horrorizada arrojándole un zapato que logró esquivar cerrando la puerta justo a tiempo. Era la tercera vez en la semana que entraba justo cuando estaba a punto de ponerme la blusa.

Me la coloqué rápidamente y, despeinada y alborotada, me dirigí hasta la puerta y la abrí de golpe con cara de querer matar a alguien.

—¿¡Qué!?

Papá estaba de espaldas con una mano en la frente, y se dio la vuelta rápidamente, intentando aparentar que no había pasado nada.

—Cariño, la cena ya está lista.

Suspiré ahogando los cien mil insultos que pasaban por mi cabeza en ese momento. Cerré los ojos y traté de no hacer nada estúpido.

—Okay —dije fingiendo muy mal una sonrisa.

Estuve a punto de cerrar la puerta, pero volvió a interrumpirme.

—Cariño...

—¿Qué?

—Estaba pensando que... Tal vez podríamos rentar una película esta noche...

—No puedo hoy, papá... Es la fiesta de Halloween en casa de Stuart ¿Recuerdas?

—Oh, sí, sí... Cierto. ¿Quieres... Que te lleve?

Lo miré irónica.

—Ni en un millón de años.

Cerré la puerta antes de que pudiera decirme algo más. Y esta vez, le eché seguro por si acaso...