Capítulo 3

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Amil fue al baño a lavarse la cara para que no se le notaran las lágrimas.

–Yo atiendo la mesa 12. –le dijo a Noa nada más salir del baño.

Noa puso cara de espanto al ver quien estaba ahí.

–Ya voy yo, Amil.

Pero la muchacha ya estaba llegando a la mesa.

–Buenos días. ¿Qué quieren tomar?

Antoine, al no reconocer la voz de Noa, levantó la mirada del papel y se puso blanco al ver a Amil, con los ojos algo rojos.

–Dos chocolates calientes.

Amil asintió intentando sonreír y volvió a la mesa, dejó el de Erika, pero "tropezó" dejando el de Antoine, derramandolo por encima del rubio.

–Lo siento, señor. Estoy teniendo muy mal día. Ahora mismo le traigo otro. –dijo bajando la cabeza.

Llevó otro chocolate y Erika preguntó.

–¿Por qué estás tan mal?

–Pues me choqué con un chico dos veces y comenzó a ligar conmigo. Pensaba que me estaba siendo sincero, pero en cuanto consiguió lo que quería, no supe nada de él. Además, me dijo que no tenía novia, y hoy he descubierto que sí.

–Seguro que encuentras a alguien mejor. –le animó Erika.

–Gracias. Eso espero.

Amil volvió con Noa y comenzó llorar de nuevo.

–Has sido muy fuerte, Amil.

Amil no contestó. Simplemente siguió atendiendo a más clientes.

(...)

–Amil... ¿Podemos habl...?¡¿Pero que te ha pasado?! –gritó Noa al ver la espalda de Amil.

–Es algo permanente. –Amil se encogió de hombros. –Cada vez que incumplía una norma, me pegaban. Eso es lo que había en aquella habitación.

Noa acarició con cuidado la espalda de Amil, causando un gruñido de dolor de la chica mayor.

–¿Todavía te duele?

Amil asintió.

–Voy a hacerte una pregunta y quiero que me seas sincera. –dijo Noa, haciendo que Amil levantara las cejas sorprendida.

–Adelante.

–Sé que no trabajas en ninguna fábrica. ¿Dónde trabajas?

–No es de tu incumbencia.

–Amil, dímelo.

–Pero ahora no me montes la bronca del siglo cuando te lo diga.

–Prometo no enfadarme.

–Trabajo vendiendo mi cuerpo.

Noa se quedó sorprendida y, sin decir nada, se fue a la cocina. Amil suspiró y fue tras ella.

–Has prometido no enfadarte.

–¿Desde cuando?

–Desde los trece...

Flashback

–Puedo ofrecerte un trabajo en el que ganarías mucho dinero.

Amil, a sus 13 años, ya era bastante espabilada y sabía que ese trabajo le iba a conllevar mucho esfuerzo, pero quería tener dinero para poder irse de ese convento con Noa.

–Explícame en que consiste el trabajo.

El hombre se lo explicó, y Amil, con bastante miedo, aceptó, sin saber si alguna vez podría salir de ese mundo.

Fin flashback

–¿Por qué no me lo contaste antes?

–¿Te hubieses escapado conmigo?

Noa dudó y Amil se llevó las manos a la cabeza.

–Voy a dar una vuelta. –dijo Noa poniéndose el abrigo.

–Voy contigo.

–No. Quiero pensar.

Noa se fue a dar un paseo, en el que chocó contra un chico moreno, el mismo que le había estado observando en la cafetería.

–¿Qué te pasa? –dijo quitando las lágrimas de sus mejillas.

Noa le contó resumido todo lo que había pasado.

–Si te lo ocultó fue por tu bien.

–Supongo.

El móvil de Noa sonó.

Amil

Vuelve a casa, por favor. Tenemos que hablar.

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