Capítulo 6

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–¿En qué piensas tanto, Amil? –preguntó Noa al ver a su hermana desayunar en silencio.

–Nada, cosas del trabajo.

Noa frunció el ceño. Que Amil estuviera pensando en cosas del trabajo cuando estaba en casa era muy malo.

–¿Está todo bien? –preguntó Noa preocupada.

Anil suspiró y cuando iba a comenzar a hablar sonó el timbre.

–Espera un segundo. –dijo Noa corriendo hacia la puerta con Dani en brazos, pero volvió sin él.

Amil frunció el ceño al no ver a su hijastro, pero se relajó al ver a Yan con el niño detrás de su hermana.

–Cuéntanos. –dijo Noa.

–Anoche, vino Antoine al club y pagó por estar conmigo, y Marco también. Pero ninguno de los dos uso protección.

–¿Puedo pegarle a Antoine? –preguntó Yannick.

–Haz lo que quieras.

Noa subió a cambiarle el pañal a Dani, que comenzaba a llorar.

–¿Te puedo pedir una cosa? –Yan le preguntó a Amil.

–Claro.

–Me gusta tu hermana y quiero darle una sorpresa.

–A ella también le gustas, y mucho. Pero a ella le metieron muchas ideas en la cabeza y no se va a atrever a decirte nada.

–Me encanta la inocencia de tu hermana.

–Como te intentes sobrepasar te pegará.

–Me arriesgaré.

–Yo no me arriesgaría. Noa es agresiva.

Yannick rió y Amil se fue a preparar la sorpresa de su hermana.

–¿Mi hermana?

–A dicho que tenía prisa.

(...)

–No la cagues. –fue lo único que Amil le dijo a Yannick antes de dejarlo solo y llevar a su hermana.

Yan llevó a Noa a cenar a un restaurante tranquilo, pues a Noa no le gustaban las multitudes.

Después, dieron un paseo por el Retiro, por una zona reservada para ellos, iluminada con velas y con un camino de petalos de rosa. Al llegar al final, Yannick agarró a Noa de la cintura y comenzó a recitar un poema de Lope De Vega, el favorito de Noa.

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

A Noa se le escapaban las lágrimas.

–No llores, princesa. –le dijo Yannick.

–Tu me haces llorar.

Amil sonrió desde detrás de unos arbustos y les sacó varias fotos.

(...)

–Gracias por cuidar de Dani, hermanito.

–No es nada, ya lo sabes. ¿Has cenado?

Amil negó, ni siquiera había comido. Llevaba todo el día con el estomago cerrado por lo ocurrido la noche anterior.

–Tengo que irme a trabajar, Saúl.

–¿Quieres qué cuide de Dani esta noche?

–Si puedes...

–Claro. –Luna cogió a Dani de los brazos de Amil.

–Gracias por todo. –Amil sonrió sincera.

Saúl cerró la puerta y Amil corrió hacia el club. Iba a llegar tarde, y era lo que menos le apetecía.

–Sube. –le dijo Antoine desde el coche.

Amil no quería, pero prefería montarse en el coche de Anto que llegar tarde.

En cuanto entró a la habitación, Antoine comenzó a besar su cuello.

–Antoine, por favor, ponte protección.

El chico hizo caso omiso a Amil y continuó besándole.

(...)

–Me lo he pasado muy bien, Yannick. Gracias.

Yannick se acercó a Noa y besó sus labios. La respuesta de ella fue un golpe en la cara.

–Tu hermana me lo avisó. –Yan bajó la cabeza y se dirigió a su coche.

Noa le agarró la mano e hizo que se girara. Antes de que Yan pudiera decir nada, fue ella quien acortó la distancia entre sus labios.

–Te quiero, Yannick.

Y tras decir eso, Noa entró en su casa.

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