Cap 1:

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Viena, Austria 1895

El amor al arte es algo que no se puede adquirir con el tiempo, se nace amandolo.
Me encontraba admirando uno de los retratos familiares en la sala.
De repente un ruido interrumpió mi admiración hacia el cuadro. Y el vino que estaba bebiendo se derramó sobre la alfombra.

-¡Pase!-ordené molesto y entró mi padre-Padre lo siento no sabía que...

-No importa Max. Hijo necesito que vayas a Rumanía

-¿A inspeccionar tus propiedades?

-En parte sí pero...Quiero que visites a tu tío Arnold, quiere verte.

-Bien.¿Y cuando parto?

-Mañana en la noche ¿Te parece?

-Perfecto

-Te espero allá abajo hijo. ¡Oh por cierto! ya llegó el piano que encargaste  la semana pasada.

-¡No veo la hora de tocarlo!-sonreí

-Invita a Evangeline seguro que le encantará verte tocar.

-Claro padre.

Bajé corriendo por las escaleras pero al final de ellas tropecé con mi hermanita Clarine

-¡Max tonto!-Exclamó Clarine

-¡Ten más cuidado clarinete!

-¿A donde vas tan apresurado? ¿Con tu noviecita Evangeline?

-De hecho vendrá, así que comportarse no sería una mala idea. Recuerda que ponerle caracoles en la sopa a una persona no es apropiado.

-Le dije que era sopa francesa-dijo fingiendo inocencia.

-Jajaja que gracioso, comportate ¿quieres? Vendré en unos minutos.

-Ya que-rodó los ojos

-¿Quieres tocar el nuevo piano?

-¡Si!

-Entonces ve, es todo tuyo.-le dije y corrió hacia el salón de música.

Para ser una niña de doce años era muy inteligente.
Tomé mi abrigo y salí

-¡Evangeline!-Le hice señas para que me viera

-¡Max!-Se lanzó a mis brazos dejando las maletas.

-¿Que tal el viaje?

-¡Genial! ¡Francia es hermosa! ¡Me encantó! ¡Los Lumière  son excelentes personas, sus fotografías representan cosas tan cotidianas pero a la vez tienen algo especial! Como si congeleran el tiempo.

-Hubiera querido ir contigo querida pero sabes que mi padre me necesitaba.-tomé sus maletas

-¿Negocios cierto?

-Cierto-sonreí

Evangeline era hermosa, sus ojos siempre tenían esa chispa de felicidad. Nunca la había visto llorar o enojarse.

-Iremos a casa de mis padres, espero que no te moleste-le comenté

-En lo absoluto, sabes que me agrada verlos.-Se quitó sus finos guantes

-Bien y te tengo una sorpresa, te encantará.

-¿Qué?-Preguntó coqueta tocando su sombrero de flores

-Sí te digo dejará de ser una sorpresa

Susurros al bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora