Cap 5:

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Subí para instalarme en la habitación de huéspedes.
Escuché algunos cantos saliendo de la habitación. Era Lina, su voz era como el de un ángel, sus dorados rizos caían debajo de sus hombros.
La observaba atentamente, sus movimientos al sacudir formaban nubes de polvo, que en unos minutos hizo que estornudara, esto me delató.

-Joven Keller, me retiro-bajo la mirada avergonzada

-Canta hermoso-comenté

-¿Usted cree?-se le iluminaron los ojos

-Definitivamente-sonreí

-Me hubiera encantado a asistir al conservatorio-dijo sonrojada y haciendo ondulando su cabello con su dedo

-Nunca es tarde

-Eso espero-rió-¿Quiere que desempaque sus cosas?

-Sí, sólo si me permite ayudarle.

-¿A mí? Yo debería servirle es mi trabajo.

-¡Pero que tonterías!-Reí-prefiero que lo hagamos los dos.

-Está bien señor Keller-sonrió.-El señor Arnold no recibe muchas visitas.

-Ya lo creo, no tuvo la oportunidad de tener hijos, mi tía Charlotte murió hace años intentando tener un hijo.

-De hecho conocí a la señorita Charlotte y no falleció por eso.

-¿Cómo?-abrí los ojos como platos

-Nada-sonrió nerviosa.

-¿De qué falleció entonces?-Pregunté y ella suspiró antes de decir

-La gente dice que la señora Charlotte fue...envenenada por el señor Arnold, él decía que ya estaba cansado de ella, e incluso dicen otras cosas...

-¿Qué cosas?

-No, nada-bajo la mirada

-Por favor dígamelo-supliqué-¿Cuantos años lleva trabajando con mi tío?

-Desde que tengo memoria

-¿Memoria?

-Sí. Tengo que retirarme, el señor Arnold me llama.

-Pero no escuché que la llamara

-Le avisaré para la hora de la cena-dijo sin más y cerró las puertas de mi habitación.

El frío era impresionante algo que no había sentido en Viena jamás.
La alcoba sin duda al igual que toda la casa era enorme.
Me quedé pensando en todo lo que Lina me había dicho sobre la muerte de mi tía Charlotte ¿Sería cierto? Tonterías, gente que murmura, creando rumores.

Me recosté en mi nueva y no tan cómoda cama, y me quedé observando cada detalle.
Los angeles en el techo parecían estar danzando, la música del baile de hace algunos días inundó mi mente.

-¿Me concede ésta pieza?-Tendí mi mano

-Por supuesto-aceptó Evangeline-me alegra que estemos juntos querido.

-A mí también ¿Y que te parecería estar juntos para toda la vida? ¿No sería tan mala idea?

-Yo no...-Decía Evangeline hasta que fue interrumpida

-Señorita Evangeline-la saludó y le besó la mano-¡Es un gusto vernos! Caballero... ¿Me permitiría bailar con la señorita un momento?

-Estaba hablandole de asuntos importantes

-¿Te parece importante?-Preguntó Evangeline-Bailaré contigo primo-le tomó del brazo-el señor Keller podrá esperar para hablar de sus asuntos importantes.-me miró de abajo hacia arriba.

-¡Evangeline!-gritaba y todo se desvaneció

Un ruido hizo que despertara. El frío dominaba la habitación, ya que la ventana se azotaba, se había abierto por el fuerte vendaval.
Me levanté para cerrarla y cuando toque una de las cortinas me percaté de que una parvada de cuervos me observaba atentamente desde un árbol. Sus miradas eran penetrantes como si no sólo fueran simples animales, había algo más en ellos. Me apresuré y cerré la ventana y al instante picotearon la ventana. Comenzaron a entrar por todas partes, me picotearon la cara y salí hacia las escaleras.

Desperté, esta vez lo hice. La luz de la luna iluminaba muy poco la alcoba.
La ventana se azotaba y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Me acerqué lentamente y toqué la cortina, vi uno de los árboles, y no había nada. Sólo nieve sobre sus ramas.
-Fue un sueño-me repetía para calmarme

Pise descalzo, no encontraba mis zapatos por ninguna parte, inmediatamente sentí un líquido en la planta de mi pie. Vi, vi las huellas y gotas de sangre por todo el suelo. Estaba escurriendo sangre. Busqué heridas en mis brazos, piernas y pies. Hasta que toqué mi frente y vi en mis manos el líquido carmesí, me la había abierto. ¿Cómo?
Era una herida grande. Pensé que estaba loco pero noté que varias plumas negras habían caído debajo de la ventana.

-No todo fue un sueño.-pensé y analice las palabras de Roger Schneider:

-"El pueblo es bello pero dicen que en la noche es todo lo contrario"

Susurros al bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora