El viaje era un poco largo. El sol se metió entre las montañas.
-Iré a fumar un poco ¿Tú fumas?-Le ofrecí una pipa
-No, gracias-sonrió
-Bien-dije y salí a fumar en el pasillo
Pensé en lo que me esperaba. Estaba dudando en pedirle matrimonio a Evangeline, no sabía si era la persona correcta, puede que si y puede que no. Pero si la amaba no tenía nada que perder.
El sabor de la pipa era algo fuerte pero me distraía, y me ayudaba a reflexionar. Una ave volaba en el cielo nocturno, no distinguía que clase de ave era. Pero de repente desapareció.
De golpe el tren se frenó y mi pipa cayó al suelo.
-¿Qué pasa?-Le pregunté a un chico del tren.
-De inmediato lo averiguaré señor.
Abrí la puerta para entrar al vagón de pasajeros. Un hombre de barba blanca bien cuidada y de buen porte decía unas palabras y todos escuchaban atentamente.
-Damas y caballeros sentimos que hayan experimentado este movimiento tan brusco, se acabó el combustible y nos quedaremos aquí una noche en lo que los trabajadores reúnen el material en el pueblo más cercano. Sentimos su retraso. Disculpen las molestias.Quedó a sus ordenes como capitán del ferrocarril-salió junto con otros hombres.
-¡Genial!-Dije sarcástico-Parados una noche
-Tranquilo Max, piensa positivo.-me sugirió Roger mientras leía.
-¿Qué pasaría si pienso positivamente?
-¡Cena de cortesía!-Exclamaron los meseros del tren
-Eso-dijo y me miró divertido.
-Está bien, está bien. Tú ganas.
La cena no se veía nada mal. Hasta que encontré una mosca en mi café.
-¿Decías...?-Le dije a Roger enseñandóle la mosca.
-No sé por qué te pasan estas cosas Max-rió.-Positivo-me repitió.
-Positivo, positivo, positivo-balbucé
-¿Dormiste bien Max?-rió
-Buen día Roger-bostecé-¿Ya estamos avanzando?
-Sí, desde las cuatro de la mañana. Noté que tienes el sueño pesado.
-Un poco
-Llegaremos a Transilvania en cinco horas
-¡Fantástico!-Miré mi reloj y marcaba las ocho
Pasaron las horas y el tren se detuvo justo en la estación de Transilvania.
-¡Roger fue un gusto espero encontrarte de nuevo amigo!
-¡Hasta luego Max!-Nos abrazamos
Me subí al carruaje que me llevaría a la casa del tío Arnold.
Al llegar noté que no era sólo una casa sino una mansión.
-¡Sobrino! ¡Que gusto verte!
-Igualmente tío.
-Pasa
-Gracias. Tío es hermosa ésta casa.
-Sí, aunque la remodelación no está acabada pero se ve bien ¿cierto?-Me dió una copa
-Absolutamente-dije y me llenó la copa de vino tinto.
-Deja tus maletas en el recibidor Guinda las subirá a tu habitación.-me indicó.-Que gusto es tenerte aquí, le comenté a tu padre que quería verte, ya soy un poco viejo y necesitaba de alguna compañía.-rió.-y bueno seré directo también quiero dejarte mi...testamento y darte...unos regalos.
-¿A mí?-Me ahogué con un sorbo de vino por la impresión.
-Sí, a ti.-rió nuevamente
-Disculpa la imprudencia tío pero ¿por qué a mí?
-Porque eres el indicado para esto.
-Entonces ni hablar.
-Max ahora vuelvo necesito arreglar unas cosas con el abogado que vino a verme. ¡Siéntete como en casa!-Se retiró.
Sin duda la casa era gigante y elegante. El espejo del recibidor estaba bañado en oro y las piezas de decoración eran de plata y porcelana fina. Iba caminando por el pasillo hasta que oí un ruido detrás de mí.
Y volteé.-¡Como lo siento!-se disculpó una chica. Recogiendo los cristales de una pieza de decoración.
-No no hay cuidado-sonreí-¿le ayudo?-La ayudé a levantarlos
-No se moleste joven...
-Max, mi nombre es Max-sonreí de nuevo
-Mi nombre es Lina, un gusto joven Max
-El placer es mío-le bese la mano
-Usted debe ser uno de sus familiares, posee excelentes modales.
-Por supuesto, soy su sobrino-dije y se exaltó.-tenga cuidado Max, no quiero asustarlo pero mantenga los ojos abiertos
-¿Por qué?-Pregunté
-Veo que ya conociste a Lina, la ama de llaves.
-Sí tío ,es encantadora
-Lina ve a limpiar la alcoba de Max.
-Sí, como diga señor.-hizo una pequeña reverencia pero no entendí por qué.
-Y cuando bajes tráeme un té.
-Como diga señor.
-Espero que no te haya asustado con sus cuentos.
-¿Cuentos?
-Sí, a veces se inventa unos para asustar a los visitantes. Es muy rara esa chica, sus padres vinieron de Noruega hace algunos...años y quedó huérfana.
-Pobre señorita.
-Sí.
ESTÁS LEYENDO
Susurros al bosque
VampireNo sólo las heridas duelen, no sólo las bestias son despiadadas. Siempre hay una razón. Detrás de cada frialdad hay siempre un duro pasado.