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Julio 15
Jaen
15:35

Cansado. Sofocado. Estresado. Eran los tres adjetivos más acertados que me describían en estos momentos. 

Sin saber a donde caminar, me senté en la primera silla que vi y deposité mi fofo trasero. Levanté la mirada y fue cuando caí en cuenta, que sin haberlo pensado, estaba en  la cafetería "J&J". 

Y nuevamente un debate entre el futuro ideal de mi vida y las modalidades en las cuáles vivía se desataron en el remolino de mi mente. Mi cabeza era un desastre, no podía si quiera retener información durante un determinado tiempo, tampoco podía disfrutar de los pequeños detalles que me brindaba la vida sin si quiera detenerme y regresar a ver mi pasado. Claro, si es que lo tenía. De hecho yo mismo me confundía, mi juicio eran tan ambiguo y al mismo tiempo tan contradictorio.

Intenté disipar aquellos pensamientos deprimentes, que de alguna manera pensarlos me hacía ver las cosas con más "claridad". Claro, si es que por claridad entendemos que significa depresión. Que estupidez. E incluso ni yo mismo entiendo lo que hablo.

Observé la cafetería que quedaba a solo tres metros de distancia; vociferé esperanzado que el mesero me escuchara entre todo el grupo de gente que, así mismo, hacían sus pedidos desde sus mesas.

—Leche chocolatada, buen hombre.

Y el joven chico que trabajaba aquí desde hace mucho tiempo procede a complacerme.

Excepcional.

Simplemente era leche chocolatada.

Un Simple Café©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora