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Julio 21
Julia
10:57

Retiro la computadora de mi mochila; suspiro algo preocupada por el examen de esta tarde. Qué digo "algo", estoy lo suficientemente preocupada como para querer dar gritos a todo mundo y patear lo primero que encuentre (incluyendo gatitos).

—Café, por favor... —llamo la atención del chico elevando mi mano y haciendo algunos ademanes extraños.

Y todo comienza de nuevo como un mardito, sí, mardito círculo vicioso. El mismo pedido de siempre. El mismo mesero me atiende. Todo era lo mismo. Necesitaba algo más que un simple café, necesitaba inspiración, necesitaba en quién inspirarme.

Tomo un sorbo del café caliente pero parte de este lo escupo al ver la hora. Era tarde.
Me tomaba 15 minutos de mi horario exigente por tomar un simple café  y ahora estaba en graves problemas.

A mis dieciocho años era más que despistada.

A mis dieciocho años y me mardecía.

Salgo corriendo de la cafetería sin fijarme en lo que acabo de hacer.

Simplemente el café.

Un Simple Café©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora