La chica se tiró a la cama observando el techo mientras sus pensamientos no se alejaban de él. No veía a Negan hace casi dos semanas, dos eternas semanas en la que extrañaba su presencia, su aroma, sus labios, sus estúpidos comentarios, sus risas sarcásticas... simplemente lo extrañaba a él.
No sabía lo que había pasado entre ellos, un día Negan dejó de buscarla e ir a su habitación por las noches. Ella no quería presionarlo, quería darle su espacio, lo conocía y sabía que si era muy empalagosa con él, lo arruinaría, pero habían pasado dos semanas y lo necesitaba.
Alessa salió de su habitación tratando de buscar algo en lo que pudiera distraerse. No podía dejar de pensar Negan y en lo idiota que era por meterse en eso, sabía que no estaba bien, que algo malo estaba pasando. Suspiró pasándoselo las manos por la cara y fue al comedor por una manzana. Debía ir, necesitaba hablar con él pero tenía miedo de lo que pudiera decirle, quizás volvería a tratarla como antes o quizás peor, no lo sabía lo que la ponía aún más nerviosa.
La chica llevaba quince minutos ahí frente a la puerta de su oficina dando vueltas y despeinándose al no tener el valor de entrar, cada vez que se acercaba a tocar la puerta retrocedía dos pasos, no podía.
—Vamos, es solo Negan, el tipo con el que llevas dos años siendo su amiga y cuatro meses estando a su lado como algo más. —susurró y chilló suavemente tirándose del cabello. Inspiró profundo y simplemente salió de ahí yendo a su habitación— Maldita cobarde. —se dijo así misma cerrando de un portazo.
Tres días habían pasado desde la última vez que Alessa fue a su oficina en un intentó fallido de hablar con él, días en los que Negan no se digno a buscarla tampoco, ¿habrá hecho algo mal para que dejará de hablarle? No lo sabía, no sabia una mierda y eso la asustaba.
—Si no lo haces tú, Negan no lo hará. —dejó de hacer su trabajo y con tierra en su cara fue a la habitación de este.
Nuevamente los nervios la estaban carcomiendo y estuvo unos minutos fuera de su habitación, intentaba darse ánimos para entrar y arreglar lo que sea que hubiese sucedido hasta que la puerta se abrió dejando ver a una mujer. Ashley, una de sus ex's esposas salía de la habitación acomodándose la ropa y el cabello, no había que ser adivina para saber lo que había sucedido ahí dentro. Alessa se quedó inmóvil por unos segundos mientras que Ashley salía de ahí con una sonrisa burlona.
—Si no lo haces tú, Negan no lo hará.—estaba molesta y sus manos temblaban ligeramente. Entró a la habitación y cerró de un portazo sobresaltándolo, caminó con paso firme hasta donde se encontraba él y se cruzó de brazos observándolo.— ¿Me dirás por qué mierda significa esto? —dijo lo más calmada que pudo estar en esos momentos.
—No me molestes ahora, acabo de follar y quiero descansar. Vete. —Negan se puso una almohada sobre la cara, ignorándola.
Alessa acercó y le quitó la almohada tirándola lejos.— Puedo verlo perfectamente pero no me iré de aquí hasta recibir una maldita respuesta tuya. ¿Esto era lo qué querías? ¿Follarme y arruinar nuestra amistad? ¿Ilusionarme con tus mierdas? ¿Ver que tienes poder sobre mí y luego desecharme? ¿Eso es lo que valgo para ti? —su voz apenas se escuchó por el nudo en la garganta que se le había formado. Lo quería y le dolía lo que había hecho, ni siquiera se acercó a ella a explicarle o solamente decirle que ya no quería seguir a su lado.
—No es mi maldita culpa que seas una ilusa, ambos queríamos acostarnos pero fue solo eso, cariño, un simple revolcón. —sonrió de lado guiñándole y se levantó caminando en dirección al baño.
Algo dentro de Alessa ardía. Se plantó frente a él nuevamente, deteniéndolo.— Creí que dos años valían algo para ti, no pude estar más equivocada, eres y serás un maldito hijo de perra que no le importa nada. —soltó con los ojos cristalizados.
Negan la observó por unos segundos sonriendo con superioridad.— Escucha, Alessa querida, no puede importarme menos que un puta mierda lo que tú digas, dejaste de ser alguien de importancia para mí hace mucho, eres jodidamente reemplazable.
La chica quedó perpleja y el odio junto a la rabia reemplazaron el dolor y la angustia que sentía hace unos segundos por haberlo perdido, ya no habían lágrimas, ya no había rastro alguno de tristeza en su rostro. Apretó sus puños y lo miró fijamente por minutos hasta que no pudo soportarlo más dándole un fuerte puñetazo en la nariz, Negan se tambaleó dando unos pasos hacia atrás y sonrío tocándose la parte afectada, estaba sangrando. Alessa quería borrar esa jodida sonrisa que tanto había llegado a gustarle, volvió a acercarse e intentó golpearlo nuevamente pero él detuvo su mano apretándola con fuerza, su sonrisa había desaparecido y ahora la miraba severamente.— Eres una basura, Negan, tú y tu mierda de Santuario caerán. —Alessa gruñó mirándolo con odio.— ¿Y adivina qué? Yo estaré ahí presenciándolo todo. —amenazó soltándose con brusquedad saliendo de la habitación. Tenía que marcharse de ese lugar antes de que Negan diera la orden de atraparla. Debía buscar a las demás comunidades, quería venganza y la obtendría.