Capítulo 7 - Especial Pascua (2/4)

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Sábado, día de la “fiesta”.

Narra Pedro.

Desperté de mi hermoso sueño, encendí mi móvil y al ver la fecha y hora, ¡Joder! ¡Hoy es la fiesta de Juan y de Miguel!, y todavía no tengo un disfraz para ir, y no quiero imaginarme Jose, debe estar peor que yo.

Me levanté de la cama con suavidad para no despertar al ángel caído del cielo que tenía a mi lado. Luego fui a la cocina para preparar el desayuno, aunque ya eran alrededor de las doce del mediodía. Tosté unas rebanadas de pan y cogí manteca de la nevera, también tomé un sobre de jugo para preparar.

Una vez terminado el “desayuno”, subí con éste a la habitación y todavía seguía Jose allí, durmiendo. Dejé la bandeja sobre el escritorio ubicado de forma opuesta a la cama, en el lado izquierdo de la puerta. Me acerqué a Jose, me senté en el borde de la cama y comencé a acariciar su mano. No reaccionaba. Decidí tomarlo por la cintura y darle un cálido abrazo. Tampoco. Comencé a dejar pequeños y repetitivos besos por su rostro hasta que al fin despertó.

—P-pedro, tío, más tierno— Murmuró Jose, con un tono adormilado, intentando abrir sus ojos.

—G-Gracias— Y sí. Simplemente con aquello me sonrojé severamente. Su tono, su mirada, su... Todo—. Anda, levántate así desayunamos juntos.

Jose se levantó y desayunamos lo que yo había preparado anteriormente.

Luego, al estar en el sofá, yo haciendo zapping, y Jose... ¿Durmiendo? ¿Se había quedado dormido? Bueno, que estábamos esperando a que llegue la hora para ir a la casa de mi primo y su “compañero”, una idea vagó por mi cabeza.

Aproveché el profundo sueño de Jose, para ir a comprar los disfraces, ya que era una “fiesta” de disfraces, por lo que necesitamos trajes para ir a la “fiesta”, que repito, es de disfraces, ¿Sabéis qué es un disfraz? Pues es un conjunto de ropa que simboliza algo, y al ser una fiesta de disfraces lo precisamos para ir como se debe y no quedar mal frente a los otros invitados, aunque en este caso sólo éramos cuatro, pero esto aplica para cualquier fiesta que queráis ir.

¿Cómo elegir un buen disfraz? Pues yo qué sé, sólo cogéis algo que os mole mogollón y lo compráis. O podéis encargarlo y diseñáis uno chulo. Yo los compraré, ya no tengo tiempo para hacerlo o encargarlo y todos esos rollos, además de ganas de probarlo y bla, bla, bla.

Lo habéis pillado, ¿verdad? Me explico fenomenal, macho, ya puedo hacer tutoriales en Youtube.

Para mí compré un kirigumi de unicornio color celeste pastel con tres grados de iluminación norte. Para Jose compré también un traje del mismo estilo, sólo que este era de un perfecto, amarillo con tonalidades marrones –con un treinta y tres coma veintinueve por ciento de blanco mezclado en su color–, y para nada rellenito Pikachu.

Pagué lo que correspondía y me encaminé al apartamento, con unas violáceas bolsas entre mis manos.

Al llegar escondí las bolsas por ahí y me dediqué a despertar a Jose, quien seguía durmiendo en el, por cierto incómodo para este tipo de cosas, sofá.

[...]

Terminamos de cenar, ya era la hora de la “fiesta” o más bien reunión.

Le mostré el disfraz a Jose y me miró con cara de ‘tú eres retrasado, ¿verdad?’, aunque luego sonrió negando con su cabeza, para tomar su bolsa. Nos cambiamos y salimos hacia la casa de los anfitriones.

Al llegar llamamos a la puerta y allí estaban. Tan tiernos se veían, Miguel disfrazado de un conejo color blanco con barriga y lo que sería dentro de las orejas del animal rosas, y Kronno del concido y azul Monstruo de las Galletas, con tazón y todo.

Comenzamos la noche con un clásico, unos shots de Vodka y el típico juego de la botella de ‘Verdad o Reto’.

Narrador omnisciente.

Luego de un par de rondas, todos estaban pasados de copas, excepto Miguel, quien no quería consumir alcohol.

—Eah, Kronno, te toc-ca— Habló Jose, intentando pronunciar todas las sílabas de su frase.

—Rrreto— El nombrado por el chico respondió, remarcando fuertemente la letra ‘r’.

—Val-le— Jose hizo una pausa, en la cual pensó –como pudo– qué podía proponer—. I-intenta que Miguel be-ba alg-go.

—No, no, no, no me metáis en vuestro jueguecillo— El mayor del grupo emanaba nerviosismo por todo su cuerpo, mientras intentaba defenderse de un Juan bastante ebrio, quien se acercaba con un shot de Vodka entre sus manos peligrosamente.

—Sólo un tr-rago— Insistió el de mayor estatura, ¿Acaso Miguel no quería divertirse?

—Vaale. Solo uno Juan, ¿eh?— Si continuaba así entraría en un ataque de pánico.

Mala decisión.

Así pasaron horas, hasta que todos estaban tan alcoholizados que se descontrolaron.

—UNA MANO ARRIBA TOMANDO TEKILA— Pedro comenzó cantando –si eso se podía denominar canto– una absurda canción, saltando sobre el sofá.

—NAAAH, ¿QUÉ DICES? PEDRO, ES: FALTAN CINCO PE' PA' COMPRAR ESE VI'— Le siguió Juan, con otro track totalmente diferente.

—Y SON LA SEI' DE LA MAÑANA Y TODAVEA NO RECUERDO NADA— Jose recitó subiéndose a una mesa como si se creyera Spiderman.

—SHAKY SHAKY SHAKY SHAKY, COMO VE, DAME UNA VUELTITA OTRA VE'— Y como adorno del postre, Miguel acompañó con aquel popular tema.

—SE PRENDIÓ ALTA FIESTA LOCO—  Juan sacó su lado latino, más bien argentino.

EUEUEU QUE SHO SOY EL ARGENTINO ACÁ, VOS NO RAPEASTE HACIENDO DE MESSI, WACHO— Atacó Jose, sintiéndose, de alguna manera u otra, ofendido.

—ESTO SE VA A DESCONTROLAAAAAR— Miguel imitó el reconocido vídeo.

—SAA- — Pedro no pudo finalizar su oración cuando Jose se abalanzó sobre él, comenzando a besarlo de forma apasionada y a arrinconarlo.

¿Por qué esperar? | Zarcronno y Cyter [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora