Capítulo 4 - Tu dulzura❤

334 25 15
                                    

Narra Miguel.

Salí del instituto de la mano del chico que se sentaba a mi lado en algunas clases, “Kronno”, ni siquiera yo sabía el porqué estaba haciendo eso, si apenas lo conocía y hasta puedo decir que me caía algo mal.

Nos fuimos caminando por ahí –donde averigüé su verdadero nombre, Juan–, hasta llegar a una casa, de tamaño medio, blanca y negra, bastante linda a mi gusto.

Juan me miró.

—¿Quieres pasar?— Me preguntó, dejándome confundido.

—¿Adónde?— Esta vez pregunté yo, aún sin procesar aquel interrogante.

—A mi casa— Respondió con simpleza.

—Vale, vale, pero, ¿Cuál es?— Mi confusión continuó, a tal punto de observarlo de forma confusa.

—Ay mi dios— Suspiró —, No entiendes, esa —Señaló la casa mencionada anteriormente— es mi casa— Adoptó un dulce tono.

—Ah, vale— Sonreí—, Vamos entonces.

Juan avanzó hacia la casa y me tomó por la cintura, lo miré y pude sentir un pequeño cosquilleo por dentro de mí. Me sentía a gusto.

—Perdona si dentro está desordenado— Bajó su mirada—, Es que no pude ordenarla antes.

—Vale, no pasa nada, pequeño— Este apodo que había sido utilizado en mi, le provocó un leve sonrojo color rosado.

—Alguna vez...— Hizo una pausa— ¿T-te dije lo guapo que eres?— Acarició mi cabello, esta vez no me molestaba que lo hiciera.

—N-nunca lo habías dicho, g-gracias— Me sonrojé levemente.

Quien diría que, Juan, el chico “malo”, rebelde, intimidante e irresponsable –todo esto según los rumores que había escuchado en el transcurso de la mañana–, sería verdaderamente dulce y amable.

—Pues... Pasa, siéntete como en tu casa— Me invitó a entrar.

Asentí y puse mis pies junto con mi cuerpo dentro, apreciando lo hermoso que lucía aquel piso. Era más pequeño de lo que parecía por fuera, pero suficiente para una sola persona.

—Ven— Juan me llevó a lo que parecía ser un pequeño living—, ¿Quieres echar unas partidas?— Tomó dos mandos y el Counter-Strike: Global Offensive.

—Claro— Tomé uno de los DualShock y Juan encendió la consola, colocó el juego y comenzamos a jugar.

[...]

Una vez ya nos cansamos, Juan me preguntó si quería quedarme por ese día en su casa. Lo pensé bien, hace dos días no volvía a mi casa, sabía que se liaría si volvía, por lo que acepté.

——————

Narra Pedro.

Comencé a preparar todo para la cena con Jose. Recién lo conozco pero parece majo y guapo.

Salí por el barrio hacia un lugar en el que vendían comida deliciosa. Compré algunas cosas para cenar aquella noche con él y volví a mi hogar. Observé la hora, eran alrededor de las ocho menos cuarto, por lo que decidí ir a darme una ducha, para luego vestirme.

Una vez terminé con todo lo anterior, organicé en la mesa algo romántico, para ganarme su corazoncito.

[...]

Ya tenía todo listo, sólo quedaba esperar. Unos minutos más tarde tocaron mi puerta y allí estaba, guapísimo como la vez que lo había visto. Lo invité a pasar y lo llevé a la mesa.

En la cena salieron temas que nos permitieron conocernos, tal así como cuáles eran sus amigos, cómo se llamaban y demás. Él por su parte, preguntó de dónde venía –a lo que respondí “de Almería”– y si conocía a alguien –en este caso, “a mi primo, Miguel Martos”, quien también ingresó hoy al Instituto–. Me llevé una gran sorpresa al enterarme que él lo conocía, gracias a uno de sus amigos.

[...]

Una vez terminamos de cenar, levantamos los restos que había en mesa, llevamos todos los utencillos utilizados a la cocina para dejarlos en el lavavajillas y volvimos al living.

Estábamos allí, los dos, sentados en el sofá, uno al lado del otro sin emitir una mísera palabra.

Tomé coraje, me acerqué a él y lo tomé del cuello suavemente. Nuestras miradas se conectaron instantáneamente. Seguí acercándome, notaba su respiracion junto a la mía, hasta que él decidió romper la poca distancia que nos separaba y nos unimos en un lento y experimental beso.

¿Por qué esperar? | Zarcronno y Cyter [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora