Cotidianidad impaciente.

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 La investigación de HakYeon comenzó. Cada día y cada tarde se la pasaba buscando información sobre Elizabeth, sobre los puntos que se unían para saber qué es lo que había hecho con Hongbin. Quería saber a toda costa si ese chico estaba realmente metido en algo turbio o solo fue la presa de aquella mujer loca. Sabía por mucho que Hyuk se había prendido por completo del chico, sabía que no lo dejaría ir y hasta se aprovecharía de su problema social para mantenerlo a su lado.

Hak Yeon le conocía desde la universidad, siempre fueron amigos pero Hyuk era caprichoso. Gracias a sus padres consentidores siempre obtenía todo lo que se le daba en gana algo que él no paso por alto. Desde que eran amigos Hyuk se veía desanimado, siempre viendo a la lejanía sin muchas expectativas de lo que haría y estaba haciendo. Cuando hablaba de su familia lo hacía con entusiasmo, dejando en claro que los quería mucho, sin embargo ninguna de sus palabras se reflejaba en su rostro. Esa familia llena de amor que tenía no parecía ser de ese modo en verdad.

Luego estaba ese chico, Ken. Era un hombre bello, sin duda podría estar con cualquiera pero entre todos se confesó a Hyuk y cuando Hak Yeon creyó que al fin su amigo tendría una relación, este simplemente lo rechazó. En este punto el psicólogo no podía comprender a Hyuk, a ese hombre apasionado por la medicina pero que sin embargo vivía sumido en una nube gris.

Esta vez fue diferente, desde que Hongbin llegó al hospital los ojos de Hyuk brillaron y continuaron así sin descanso. Hak Yeon era noble, quería ver ese brillo por muchos años más y para eso era menester saber del pasado del chico.

Pasaron dos días, Hyuk trabajaba en la mañana y estudiaba en la tarde. Hongbin desayunó con él cada mañana y le esperó a medio día para almorzar también. A simple vista se estaban creando una rutina pero Hongbin sabía que el cuerpo del médico no soportaría aquella exigencia, pero aun así el chico sonreía, le llevaba postres y le preguntaba que quería hacer en la noche, luego lo examinaba para cerciorarse de que todo iba bien con su cuerpo. Más tarde llegaba Hak Yeon para seguir con las sesiones.

Hongbin también se sentía cansado, aquel lugar lleno de luz lentamente se estaba convirtiendo en un hogar, con la vista frente al río él podía sentirse vivo.

– ¿Cómo te has sentido? –preguntó N el segundo día, Hongbin estaba distraído por lo que no respondió. –Hyuk me dijo que subiste de peso, eso es una buena noticia ¿Cómo te sientes? –las palabras del psicólogo parecían salir disparadas por la ventana, pero Hongbin intentó escucharlo.

–Bien –simples palabras, ahora el chico era más tímido de lo normal.

–Genial..., Hongbin necesito que de ahora en adelante solo digas la verdad, ya no necesitas encubrir a nadie. Eres libre –dijo N intentando sonar serio.

Hongbin resoplo, se alboroto el pelo y trato de asimilar aquella palabra "libre" ¿era realmente libre? Sus pensamientos eran un caos, todos atados a su culpa, sus pasos eran indecisos, todos atados a la voluntad de Hyuk ¿era libre entonces?

–Okey ¿desde cuándo que viviste en esa casa? –interrogó el psicólogo, Hongbin se sostuvo la cabeza.

Esa casa, los niños, los gritos, la sangre..., los rituales ¡ya no podía soportarlo!

Hongbin no pudo responder, en su lugar comenzó a apretarse con fuerza la cabeza mientras gritos desgarradores salían de su garganta. Hak Yeon ya había visto esto antes así que sin perder la calma intentó tranquilizarlo. Las cosas no mejoraron, Hongbin se convulsionaba sobre el sillón, llorando, gritando y pataleando, de vez en cuando empujaba el aire con las manos intentando alejar algo ficticio de su persona.

Yerro (Hyukbin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora