Capítulo VI

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La campanilla que pendía de la puerta sonó cuando ésta fue abierta y otro cliente entró. Alcé la mirada desde mi computadora y sonreí.

- ¿Otra vez rompiste el comando?

- ¡Se cayó solo!

No dije nada y simplemente me incorporé, colocándome las lentillas en el puente de mi nariz mientras caminaba por la vieja tienda de la que ahora era propietario.

- ¿Y cómo fue que se cayó?

Hikiro alzó los hombros, apartando la mirada de mí y luego bajando la cabeza, manteniéndose junto a su padre, en un signo de culpabilidad evidente. Había recibido su visita muchas veces el último mes. El asunto era que sus padres le habían regalado un dron que se manejaba con un reloj que proyectaba los controles holográficamente. Este reloj para romperse o estropearse, solo ocurría cuando se introducía al agua por tiempos muy prolongados o era azotado con un objeto contundente para romperlo intencionalmente.

Hikiro no iba a romper su regalo a propósito, por lo que asumí que otra vez intentó conducir el dron por entre medio del agua y así este acabó estropeado. Sonreí otra vez.

- Hikiro-kun prometió que cuidaría de su dron, ¿Cierto Hikiro-kun? – le preguntó su padre.

- ¡Lo he hecho! E-es, es solo que... ¿Estás seguro que el dron no puede funcionar sobre el agua TaeMin-san?

- Puede, pero por breves segundos, por eso se recomienda que no lo lleves al agua Hikiro-kun – le respondí mientras examinaba el reloj y abría con unas herramientas especiales, ajustando lo que siempre fallaba en estos casos – Listo, ya está...

- ¿Cómo se dice?

- ¡Gracias TaeMin-san! ¡Eres el mejor! – exclamó el niño con evidente felicidad.

- Recuerda no llevar el dron al agua... - alcancé a decir antes de ver a Hikiro desaparecer por la puerta de la tienda e irse corriendo hacia el exterior, donde otros niños lo esperaban para probar el dron.

Con su padre sonreímos.

- ¿Cuánto es?

- No es nada, cortesía de la casa...

- Van demasiadas cortesías TaeMin – me dijo.

- No puedo cobrarle por ajustar un par de circuitos, no sería apropiado Yamada-san – añadí.

- Tienes que mantener tu negocio TaeMin-kun, si sigues así, me harás sentir culpable por tus reparaciones gratuitas. Ten... - insistió colocando sobre el mesón, más dinero del que ese tipo de reparación valía – Úsalo bien, arregla este lugar, parece tan... anticuado

- Me gusta así – respondí orgulloso – Los tiempos pasados siempre fueron mejores, ¿Cierto? Además, me hace sentir que estoy en mi antiguo hogar, en mi país...

- Ah, sí, llevas mucho tiempo aquí, en Japón...

- Treinta meses y once días, señor

- ¿Te ha tratado Japón de la forma que esperabas?

- Me ha dado algo en donde mantener mi mente ocupada, tengo un techo sobre mi cabeza, comida en mi mesa y un trabajo, no puedo pedir más...

- Debes vivir tu juventud TaeMin-kun – comentó el Señor Yamada mientras iba hacia la puerta – Sal con tus amigos, busca una novia, haz una familia... no dejes que la tecnología se adueñe de tu vida

[ Proyecto EMOTIONS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora