Especial.

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Observo mi reloj y veo que ya es algo tarde, debería irme a casa, le prometí a Jane que le leería un cuento antes de dormir

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Observo mi reloj y veo que ya es algo tarde, debería irme a casa, le prometí a Jane que le leería un cuento antes de dormir.

—Bueno señores, yo me retiro—le anuncio a Ruther y Mark, unos buenos amigos que tuve en la universidad.

—¡Vamos, Jacky! No te vayas todavía—exclama Mark

—Eres un aguafiestas—dice Ruther.

—Lo siento, chicos. Tengo que ir a casa. ¿Qué tal si nos vemos el otro fin de semana?

—Me parece bien, así contacto a Pamela para que venga y traiga unas amigas—la sonrisita pícara que él me muestra me hace rodar mis ojos—. Tal vez puedas enrollarte con una.

—Tal vez.

Me termino de despedir de ellos y salgo de su apartamento. Camino por el largo pasillo hasta el ascensor, presiono el botón para llamarlo y espero a que éste llegue. Unos minutos después este hace su presencia, las puertas se abren dejando al descubierto a una chica de cabellos castaños que tiene su rostro oculto. Se nota que está llorando, me rompe el corazón verla así, siempre que veo chicas de esa manera me imagino que puede ser mi hermana la que esté en esa situación. Me acerco a ella colocándome a su lado.

—¡¿Es que no puedes meterte en tus asuntos?!—su voz se escucha ahogada ya que mantiene su rostro oculto.

—Estoy en mis asuntos, me duelen las piernas y me quise sentar. ¿O acaso solo lo puedes hacer tú?

Levanta su rostro rápidamente dejándome anonadado. Ella es hermosa, sus ojos se encuentran sonrojados por tanto llorar y un ceño fruncido la hace ver más tierna de lo que ya aparenta. Sus labios... joder, sus labios son tan carnosos que me encantaría besarlos. Sus mejillas estás sonrojadas, haciéndola ver como un tierno tomatito.

—Deja de mirarme—exige ella.

—¿Eres dueña de mis ojos, tomatito? Puedo verte si me da la gana.

—Eres un idiota—se queja levantándose, se limpia las lágrimas pero éstas salen nuevamente de sus ojos.

—Te ves fea llorando.

—Oye, gracias, pero créeme que no me importa tu opinión.

Nos quedamos en silencio, el ascensor anuncia que ya estamos en planta baja así que esperamos hasta que se abran las puertas, cuando lo hacen ella sale rápidamente.

—¡Espera!—grito corriendo detrás de ella.

—¿Qué?

—Por lo que sea que estés llorando, no te ahogues en un vaso de agua por ello, más bien deberías estar feliz porque me conociste en ese ascensor.

—¿Crees que me importa haber conocido a un idiota como tú?

—Los ascensores son mágicos, tomatito, a mi si me alegra haberte conocido—guiño un ojo alejándome con una sonrisa y caminando de espaldas —. Espero verte pronto.

—Pues yo espero no volver a verte nunca en mi vida, cabrón.

Veo como ella camina rápidamente dejándome como un tonto en medio de la calle. Por Dios, necesito volver a verla.

Mientras conduzco a mi casa solo puedo pensar en esos hermosos ojos, en sus exquisitos labios y en sus tiernas mejillas rojas como un tomate. Cuando llego a casa, saludo a mis padres y subo rápidamente las escaleras en busca de la habitación de mi hermana. La encuentro dormida, ya está durmiendo, será mañana que le lea un cuento. Le doy beso en la frente y salgo de ahí. El rostro inocente de la chica, sonrío nuevamente y solo mantengo este pensamiento:

Te voy a volver a ver, tomatito.

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Mil gracias por leer :)

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Los ascensores son mágicos | Los Intocables #Extra1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora