Tartamudearon a la vez, sin saber que decir. Durante eso, pude detallar a los chicos, uno por uno; luego del chico con cabello extraño y el chico "pato" habían dos chicos más: uno bajo con cabello morado claro y un arete en la nariz, y otro un poco mas alto que el anterior con cabello negro y unos bellos ojos verdes azulados.
Según yo, habían cuatro.
—No responderán.— musitó una voz tras los chicos, quienes se abrieron para dar paso para mostrar al chico que me distrajo en la reunión.
—Ya veo.— reí tímidamente.
—Se los presentaré:— dijo el chico y enseguida se sentó a mi lado derecho.— El chico con cabello extraño es Brian Haner Jr/ Synyster Gates o solo Syn. El chico de ojos verdes y pantalones con calcetines extraños es Zachary Baker/ Zacky Vengeance. El bajito con cabello del color de un peluche en Jonathan Seward/ Johnny Christ o Gnomo de jardín. Y por ultimo, pero no menos importante, el chico alto y ojos azules o sea el chico amante de los patos: James Sullivan / Jimmy o solo The Rev.
—Mucho gusto.— dijeron.
Solo asentí en señal de reconocimiento.
—Yo me llamo Matthew Sanders/ M. Shadows.— sonrió y me hipnoticé, tenía la mas hermosa sonrisa y los mas bellos hoyuelos.
—Un gusto.
—¿Desea algo? Café, agua, una tarta, un cojín…— ofreció Syn.
—Si, si deseo algo: no me traten de usted, soy mas joven que ustedes, tengo 20 años.
—No lo creo.— acotó Johnny.— yo tengo 20 años.
—Nosotros tenemos 23 años.— agregaron Syn, Matt y Zacky.
—Yo soy mayor que ustedes. ¡Já! Novatos, tengo 24 años.— comento Jimmy con aires de grandeza.
—Vale…— reí.
—¿Española?— indagó Zacky.
—Si.— asentí con una cálida sonrisa. El timbre de mi celular me hizo saltar de mi asiento.— Disculpen… ¿Aló?— no llegué a moverme de mi asiento y tampoco llegué a ver quien me llamaba.
—Mang… ¡MANGEL, YA!— se escuchaba a Rubén discutiendo con Miguel Angel, o sea Mangel.— Estoy hablando con… No; o bueno, no sé… ¿Y por qué yo tengo la culpa?… ¡NO TE LLEVES LA ALMOHADA, TÍO!
—Tu me desprecia'.— contestó el aludido.—¡Y me llevo a la gata tambié'!
—Problemas de parejas.— acerté.
—¡Solo está CELOSO PORQUE HABLO CONTIGO!
—¡QUE NO!— escuché a lo lejos.
Reí.
—Se llevó la almohada.— dijo confundido.
—Tendréis que ir a terapia de nuevo.— trate de contener la risa.
—¡No! ¡Danza africana otra vez no!
—Bueno…
—Solo te llamaba para avisarte que hoy voy a trabajar y en la noche haré vídeo.
—¡RUBIUS!— gritó Mangel.
—¡YA VOY, TÍO! Ostia, como jode.— reclamó mientras se reía.
—Anda, ve antes que Mangel te regañe.
—Vale, vale. Trataré de contactarme contigo en la noche. Te amo, mi criaturita.
—Yo mas, pequeño.— colgué.
Subí la mirada con una estúpida sonrisa en mis labios. Los chicos estaban dispersados en el gran estudio, cada uno con un instrumento menos Matt, quien tenía cara de pocos amigos y un micrófono.