Capítulo IV.

67 2 0
                                    

"No, Amy. No", me decía una y otra vez, "quizás esto sea una cita". Pero era Matt quien me invitaba, como decirle que no a esa sonrisa con hoyuelos y esos ojos verdes. Mi corazón palpitaba cada vez mas rápido. Matt aun aguardaba una respuesta.

No respondí.

—Se lo que estás pensando:— puntualizó.— crees que es una cita.— ¿es que acaso está leyendo mi mente? Brujo…— míralo como una salida de negocios. Los chicos, si quieres, van a ir.

Volví la cabeza a la mansión, buscando una respuesta en la fachada de la gran casa.

—De acuerdo.— esperé unos segundos y volví la cara con una sonrisa sutil.

—Bien ¿Te parece si vamos el sábado? O prefieres otro día.— ¿pasado mañana? ¡Pero si lo conocí hoy! Absténte a aceptar, Amy.

—Si, claro… Bueno, adiós.— y salí del auto casi corriendo.

Entré y me apoyé de la puerta, respirando hondo. Me asomé por la pequeña ventana y observé como aquel auto clásico se alejaba a alta velocidad.

Suspiré y reí como estúpida aun mirando hacia afuera.

—¿Desea cenar, señorita Amy?

Mi corazón dio un vuelco al escuchar a Cesar, uno de los empleados de la mansión, preguntarme algo.

Salté por puro reflejo.

—¡Dios, Cesar! No vuelvas a hacer eso, por favor.— pestañeé varias veces antes de mirarlo a la cara.— Si cenaré, pero en la habitación.

—En unos minutos, Dan subirá su cena.— dijo y se retiró en un chasquido. Pero qué rápidos son aquí.

Subí a la habitación a bañarme y cambiarme a algo mas cómodo. Salí del baño y mi cena estaba servida sobre mi mesita de noche.

Me di cuenta de que estaba padeciendo cuando probé el primer bocado de espagueti.

—Ya es algo tarde, pequeño.— dije a la cámara a penas me conecté con él al Skype.

—Naaa…— dijo con fastidió.— aun es algo temprano.

—Si tu lo dices…— le sonreí.— Hola.— dije a propósito.

—¡PA' TI MI COLA!— escuché a Mangel, entrando a la habitación de Rubén.

—¡No, no, no, no! Fuerita de acá, fuerita de acá nomás. ¡Usté' no merece estar acá!— dijo Rubén, hablando con una pequeña voz muy cómica.

—¡Helow, Amy! Ai mis yo- yu sou mutch

—Mangel… Aun hablo español.

—¡Subnormal!— le grito Rubén.

—¡Cheeto! ¡Martha, Nans, Lu! ¡Oh por Dios, Willy!— me acerqué a la pantalla para mirar con detenimiento a mis amigos.

—¡Hola!—gritaron en coro.

—¡Pa' ustedes mi cola!— me miraron extraño.— ¡Bueno, no soy tan graciosa como Rubius!

—Te extrañamos un montón, patito.— si, igual que Jimmy, tengo cierto afecto hacia los patos.

—Yo igual los extraño. En cuanto arregle las cosas aquí, me largo. Se los juro.— al decir eso, sentí como algo dentro de mi se rompía e hizo que mi mano formara un puño apretando la almohada.

—¿Estás… Estás llorando?— habló Willy, acercándose a la pantalla.

—¿Eh?

Toqué mis mejillas cálidas y efectivamente estaban empapadas. Estaba suspirando y llorando con dificultad. ¿Y ahora por qué mi llanto? Yo no lloro fácilmente, en realidad, yo no lloro. Pero, creo que fue ese algo que se quebró en mi interior que me hizo llorar.

I Know It's Hurting You... But It's Killing Me! (Rubius & M Shadows) (Not gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora