2. Mientras Todos Duermen

24 7 0
                                    

—¡Lizie! ¡Ve a lavarte los dientes enana! —Gritó mamá desde la cocina.

Suspiré pesadamente y levanté mi vista del ordenador.

—¡Ya voy madre! —Respondí tratando de sonar lo más dulce que pudiera para que no me hiciera mella de nada.

Últimamente ir a dormir se estaba volviendo una tortura porque la curiosidad de saber de esos ojos rosas me estaba comiendo desde adentro, por eso le había escrito la carta al supuesto mounstro dueño de ellos. La verdad era algo infantil escribir una carta y dejarla en mi armario, pero lo era mucho más el hecho de que fuera para un "mounstro", pero solo creía que era eso porque mi hermano mayor, Josh, lo había dicho.

—Te he dicho que vayas a lavarte los dientes —Dijo mi mamá apareciendo frente a mí, sacándome de mis pensamientos.

—¿Uh?... Claro, perdón.

Me levanté del sofá y caminé lentamente hacia el baño de manera distraída.

El hecho de llamarle mounstro me intrigaba mucho... Pero a la vez me daba miedo porque no sabía si era uno bueno o malo.

"¿Enserio Liz? ¿A la edad de 12 todavía crees en mounstros del armario?... ¡¿Y les escribes cartas?!"

Se burló la pequeña voz en mi cabeza, por lo que suspiré.

Después de lavarme los dientes y colocarle la pijama me acosté en mi cama viendo fijamente el armario y a un lado el pequeño papel azul que tenía mi carta.

Caí dormida.

"3:16 am" marcaba mi teléfono teléfono cuando abrí los ojos.

Todavía estaba muy oscuro y lo único que se veía era la Luna entrando por mi ventana.

—Maldito insomnio —Susurré sentándome en mi cama.

—Lizie.

Escuché una voz grave llamándome y de nuevo vi a esos ojos rosados asomarse por la puerta de mi armario. No sabía si sentir miedo, sentirme loca o sonreír porque si había algo y ese "algo" me estaba hablando.

—¿E-eres el mounstro? —Pregunté en voz baja sin saber como referirme a este.

Se escuchó una risa suave pero varonil.

—Si linda, yo soy el mounstro... —Supongo que se dio cuenta de mi miedo porque rápidamente siguió hablando— No me temas, no voy a hacerte daño, de hecho, si no quieres no voy a salir.

Podría ser pequeña e incluso tan infantil como para creer en mounstros, pero también sabía que era peligroso que haya algo o alguien en tu cuarto a las 3 de la mañana, así que me bajé de mi cama y corrí al cuarto de Josh.

—Josh, hay alguien en mi habitación —Susurré golpeando su hombro haciendo que abriera los ojos quejándose.

—Si si enana... Entra —Dijo sin hacerme caso y abriendo las sábanas para que me acomodar a en su cama.

Esa noche dormí en cama de Josh.

Querido Mounstro Del Armario  //#2 Querido Desconocido//   Where stories live. Discover now