-Cada día despierto con la misma rutina. El departamento en donde me alojo es lo suficiente amplio para dos personas sin embargo sólo me encuentro con mi incesante respirar ocupando tan vacío espacio. Aveces se siente demasiado solitario, es demasiado espacio para mi solo.
-¿Porqué no rentar un departamento más pequeño?
-No, cambiarme de departamento sería demasiado tedioso... además, no quiero alejarme de ese lugar, tengo buenos recuerdos
-No me digas -contesté emocionado- ¿cómo cual? ¿quisieras contarme?
El chico se acomodó el puente de los lentes, miro de un lado a otro mientras comenzaba a jugar con los dedos de las manos. Luego de unos segundos suspiro larga y profundamente, cerró los ojos para luego mirarme con un brillo melancólico que no le había visto antes. Me recline mostrando el interés sincero que me causaba escuchar su relato.
Hace no mucho tiempo, tal vez un par de años, mis mañanas eran perfumadas por el olor a café caliente. Un despertador único y sumamente especial.
El departamento lo rente justo cuando llegue a Detroit, no quería vivir en la casa de estudiantes, era demasiado penoso para ello. Así tenía mi propio espacio, algo grande pero siempre creí que en algún momento podría compartir el lugar con alguien que se volviera un buen compañero.
Y así fue.
Un año después de comenzar la carrera conocí a alguien.Aquella persona llego de intercambio, era vivaz y apuesta. Siempre sonriendo, su sonrisa era tan especial que podría jurar que formaba un corazón con sus labios. una sonrisa que se volvía aún más especial cuando era dedicada sólo para mí.
No existía día que no mirara a esa persona. Por alguna razón, quizás un poco del destino burlón, esa persona comenzó a compartir el espacio del tan amplio departamento conmigo.
Las mañanas eran perfumadas por café caliente, el incesante ladrido de un cachorro que trataba de despertarme y la voz catarina que me daba los buenos días.
Justo en ese momento Yuuri se quebró, las lágrimas se desbordaron como una presa que se rompe sin previo aviso, arrastrando toda cordura que pudiera existir en él.
El chico se cubrió el rostro con las manos mientras sus sollozos inundaban la habitación junto a interminables disculpas.
Me levante en busca de la caja de pañuelos, los acerque hacia él dejándolos de frente.
Yuuri se seguia disculpando aún cuando se secaba las lágrimas
-Lo siento mucho, es muy tonto que lloré por algo como esto, de verdad lo siento
Sus ojos se encontraban ahora hinchados y rojos, trató de reír pero sólo lograba formar una mueca que estaba muy lejos de parecer una sonrisa
-No tienes porque disculparte, si quieres llorar, tan sólo llora. No pasa nada Yuuri, se libre de expresarte como mejor te sientas, sea lo que sea yo te escucharé, ¿ok?.
Levemente le sonreí y está vez Yuuri correspondió la sonrisa, una verdadera sonrisa-¿Te encuentras más tranquilo? -él sólo asintio dejando a un lado los pañuelos sucios - ¿Puedo preguntarte por aquella persona?
El pelinegro tiró todo su cuerpo en el respaldo del sillón, suspiro tediosamente mientras observaba los pañuelos sobre la mesita de centro. Una delicada forma de negarse a hablar.
-No tienes que contestar si no quieres.
-No, esta bien, supongo... Esa persona es alguien muy importante en mi vida, es todo lo que debería saber
-¿Puedo preguntar su nombre?
Él sonrió pesadamente llevando la cabeza hacia atrás mirando ahora el techo.
-No importa como se llama.-Se quedó mirando al techo y luego de varios segundo giro el rostro, sin cambiar de posición, para mirarme- Ahora me despierto con el sonido del despertador.
Hola que tal!
Perdónenme por tardar tanto y además traer tan corto capítulo -la patean- Esas no son las intenciones pero así resulto, tan cruel</3Muchas gracias a todas esas personitas que se toman el tiempo de leer este Fanfic, de verdad no saben lo feliz que me hacen ;u;❤
Se que siempre digo lo mismo pero prometo no tardar tanto en actualizar
Nos leemos pronto❤
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Recuerdo que... (YOI)
Fanfic(Victuuri, LeoJi, SeungxPhichit, Otayuri ) "...En ese momento creí que el cielo se había apiadado de mi alma, que por siempre se llevaría mi sufrimiento y ya jamas seria necesario llorar. De verdad creía en ello..." Cada semana Christophe Giacometti...