Capítulo 16:

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Ya habían pasado dos semanas desde que Ashley estaba conmigo en casa y ______ encerrada en aquel infierno.
Dejaría que al menos pasaran dos meses para ir a ver que cambios han surgido en ella, no puedo permitir que siga igual, y menos sabiendo que mi hija a su lado corre peligro.

Ashley ha estado muy tranquila, mis padres y la familia de Lee me dan todo el apoyo necesario para que ambos salgamos adelante, muero por ver a ______ a nuestro lado, cargando a nuestra hija, sonriendo y siendo feliz, como yo lo soy ahora con ella.
Sólo me queda esperar, los días han sido una tortura cómo cuando me dejó, necesito escuchar su voz, verla sonreír, sentir su calor, acariciar sus mejillas, joder, la necesito aquí conmigo, me hace tanta falta.

Aún sigo pensando que yo he sido el culpable de todo esto, no me lo puedo sacar de la cabeza, es algo que me mata, pero que en cierta forma, sé que tengo razón.

Los días pasan lentamente, cada minuto sin ella a mi lado me hace sentir nervioso y la ansiedad se aproxima a llegar, mi pequeña bebita es mi salvación, su tacto sobre mi, sus manitas acariciando mi rostro me hacen suspirar, sé que me ama tanto como yo a ella y que ambos estamos ansiosos por ver a su madre pasar esa puerta y venir hacía nosotros.

-¿Estás seguro que quieres ir sólo?
-Sí, aún no sé si tu hermana a evolucionado con el tratamiento, no quiero poner en riesgo a Ashley, ya sabes porque.
-Entiendo viejo, nos vemos más tarde.
-Gracias -sonreí.

Salí de la casa de Lee casi temblando, subí al auto y antes de arrancar, suspiré un par de veces, me decía a mi mismo que todo estaría bien y cuando logre estar estable, partí rumbo a las afueras de la ciudad.

Aparque frente al gran establecimiento, solté un gran bostezo y caminé rápidamente, cuando estuve frente a la puerta, mis manos comenzaron a sudar, parecía un crío yendo a la primer cita con su chica.

Entré y a paso seguro me dirigí con la señorita de recepción, después de unos minutos me indicó en que lugar estaba la habitación y en menos de lo que pensé había llegado, conocía este lugar a la perfección.

Toqué un par de veces y no escuché respuesta, y bueno, abrí la puerta y la vi acostada, dándome la espalda.

Me acerqué y toqué su hombro, pude observar que llevaba una venda en su brazo izquierdo, esto no me gustaba para nada, sabía que significaba eso.

La moví lentamente y la dejé boca arriba, noté que había cicatrices pequeñas en su rostro, su labio inferior estaba algo roto, sus mejillas apenas y tenían color...

No sé cuánto tiempo pasé observando la, hasta que despertó y gritó, se abalanzó sobre mi haciéndome caer.

-_____ para -dije asustado.
-¿Quién eres?
-Oliver, ¿no me recuerdas?
-¿Oliver?, ¿cuál Oliver?, disculpa p-pero no... no te recuerdo -susurró.
-¿Qué?, esto es una broma ¿cierto?, soy Oliver linda, Oliver Sykes, el padre de tu....

Me golpeó.
-¿Qué fue eso?
-¿En serio crees que me iba a olvidar del idiota que me encerró aquí? -dijo seria.
-Oh ______...
-Cállate -dijo y después rió.

-Anda ven aquí -dijo sonriendo.

Extendió sus brazos y me acerqué, necesitaba tanto esto, ya había olvidado lo que se sentía tener sus pequeños brazos alrededor de mi.

-Necesitaba el abrazo de alguien, me he sentido muy sola, Oliver -dijo casi llorando.
-Lo lamento, no sabes como me duele verte aquí.
-Sacame de este lugar -susurró.
-No puedo _______.
-Extraño a Ashley -suspiró- lamento tanto todo el daño que le hice, pero tienes razón, aún no acaba mi tratamiento.
-¿Por qué esto _____?
-¿Qué? -fijo su vista en mi.

Señale con mi mano temblando su venda en el brazo.

-Oh, no es nada -sonrió.
-¿Cómo que no es nada?, _____ ¿acaso tu te cortas ?
-No -gritó- ¿por qué piensas eso de mi?, ¿me crees capaz de eso?, quiero dejar esa jodida mierda en el pasado -dijo enojada.
-Lo lamento -susurre.
-No importa -sonrió.

Bien, aún seguía un poco inestable pero iba mejorando.

-¿Entonces que es?
-Cierto -rió- es que últimamente me dan medicación vía intravenosa y la venda sirve para cubrir las pequeñas heridas -sonrió.
-¿Pero en todo el brazo? -levante una de mis cejas.
-No, pero se ve lindo -sonrió grande.
-Déjame ver.
-¿No confías en mi? Esto no se vale Oliver después que me encierran y haces eso, desconfiar, me duele -lloró.

Ignore lo que dijo y fui quitándole la venda con cuidado, ella sólo hacía pucheros, y si, efectivamente, sólo eran las pequeñas heridas, más bien dicho los pequeños puntitos que dejaban las agujas.

Con su ayuda le acomode la venda y le sonreí, le di un beso en la frente, pasaron unos minutos más y me tuve que ir, ______ tendría una cita con su psicóloga.

Debemos Empezar De Nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora