~Foxy x Golden~

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Un chico con cabellera rubia llegaba a su hogar, era una casa de campo, la cual estaba lejos de la ciudad; su pequeña vivienda en el campo, para pasar el tiempo en las vacaciones.

Entró de manera lenta, observando el alrededor con cuidado de no perderse ningún detalle. Todo era maravilloso, lleno de diferentes tipos de flores, lirios, rosas, claveles, cualquier arbusto que te imagines decorado con sus vivos colores.

Al ya estar dentro logró observar a un pelirrojo sobre el sillón de entrada. Desde su perspectiva le veía cómodo, sin molestias en aquel lugar acostado.

—¿Fox-Fox, estás vivo? —preguntó, desde su vista, sin verle mover un músculo, era casi como si estuviera muerto.

—Mmm. —Daba minúsculos murmuros, casi imperceptibles desde su lugar.

—¿Qué? —Quería saber las palabras que estaban ocultas tras esos leves sonidos—. No te escucho —aclaró.

Se acercó un poco, para poder escuchar las palabras cuando salieran de entre esos labios que tanto amaba.

—Te necesito.

Fue lo único que logró comprender el de orbes grises antes de sentir como unas manos tiraban de él.

Al fijarse, estaba sobre el mayor. Un color rojizo le cubrió por completo la cara antes de percatarse, estaba avergonzado.

—Fox-Fox, qué–.

El de orbes ambarinas no dejó que hablara al sentir como caía del sillón de un movimiento. Se había arrepentido de comprar un sofa-cama.

—Auch —chilló en señal de dolor.

Vio al de cabello rojizo sobre él, dándose cuenta que no tenía escapatoria. Claro, no era la primera vez que él estaba debajo, casi siempre era el sumiso.

—Dei-Del, ¿me dejarías tocarte?

Asintió con la cabeza, de una manera torpe.

He de decir que Golden odiaba ese apodo, lo aborrecía tanto que comenzaba a gustarle.

Quiero que me lo digas, no que me lo demuestres. —Le miraba directo a sus ojos, podría decir que se veía a él mismo ahí.

—Sí, pu–puedes tocarme. —Su nerviosismo lo podrían detectar en todos lados.

...

Foxy comenzó a dejarle caricias por todo su torso, mientras repartía besos desde su cuello hasta la mejilla, estos eran lentos y suaves, aguardaba paciencia. Quería hacer todo con amor.

Sus caricias eran lentas, hacía que sus palmas calentaran todos espacios de piel con una temperatura baja. Le hacía estremecer de placer ante ello.

Sus besos, suaves como algodón, dulces como un chocolate, todo lo necesario para demostrarle su cariño. Le dedicaba cada uno con paciencia, era lo menos brusco que podía.

Sus ojos, le recorrían de abajo hacia arriba, observaba cada pequeño detalle con detenimiento, admiraba desde sus lunares hasta su piel completa.

...

Se encontraban sin prendas sobre sus cuerpos, Golden gimiendo bajo el mayor —he de aclarar que en altura—, con sus piernas un poco más abiertas que antes.

Tenía una mano sobre su miembro, subía y bajaba encima de este. Lo lograba con una facilidad increíble gracias al lubricante que habían puesto antes.

Sus movimientos eran rápidos, y de vez en cuando daba lamidas encima de la punta —lo cual era exquisito con el lubricante de sabor comprado con anterioridad—, o apretaba su pulgar del mismo modo.

Su reacción fue a peor cuando comenzó al sentir un dedo entrar en él de una, a lo que su espalda fue recorrida con un espasmo y alguna que otra ola de placer.

No sentía dolor, sólo placer. Ya lo habían hecho tantas veces como al revés, sí, se podrían considerar de forma orgullosa versátiles.

...

El segundo dedo. Sus gemidos aumentaron rápido, seguidos de la suma a los movimientos. Todo se sentía placentero para el de cabello rubio, quien movía su cadera sin esfuerzo alguno.

El de orbes color ámbar no esperó más que ello, sacó sus dedos, para luego llevar un poco de lubricante a su erección y la entrada de Golden. Esparció el gel lento por toda su longitud.

Alineó su pene con el orificio del contrario. Entró sólo la punta al principio, a lo que escuchó un gemido del menor, lo que entendió fue de placer. Siguió, hasta que estuvo por completo dentro de su contrario.

Sus movimientos fueron suaves, con ninguna fuerza o rapidez. A él le gustaba ir con lentitud, usaba su cariño en aquello, aunque suene estúpido.

Se fueron haciendo un poco más rápidas cada unos gemidos del contrario, y jadeos de él, aunque sin dejar nunca la dulzura de lado.

Se afirmaba a los costados de su cabeza, apretaba sus manos en las mantas. Besaba al rubio, eran besos superficiales, sólo roces inocentes si comparabas lo que hacían.

El de ojos grisáceos, por su parte, estaba lo más ruborizado que podía, con los ojos apretados ante los gemidos que solían salir de su boca, el placer le consumía en mayoría.

...

Luego de unas embestidas más, Foxy terminó por eyacular dentro del menor, quien jadeaba en mayor cantidad por el cercano orgasmo.

El mayor continuó con los embistes como podía entre suspiros y jadeos, mientras veía como su novio se auto-complacía.

Aquello finalizó cuando sintió como la entrada del chico se contraía, a lo que salió de él, soltando un gemido. Los dos estaban hechos un lío entre gemidos.

Al ya estar con la respiración normalizada, se miraron, los dos soltaban risas.

—Te amo, Dei-Del.

—Te amo, Fox-Fox. —Dio una pausa, pensaba algo—. Ah, y odio tu jodido apodo.

—Lo mismo digo.

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Fue algo del momento, si hay errores lo siento mucho, pero no lo revisé y, además, lo hice cuando estaba triste. :'P

Pueden decidir: Fonnie, FéliBon, TownEak, Foddy, Golddy o DeuzxFélix.

¿Alguien sabe el nombre de este último?

Dedicado a: CirusKai.

Nada más que decir. Adiós gatitos~.

- Maia (May).

Lemon Yaoi.  ||  FNAFHS; One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora