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Era un Lunes temprano por la mañana. Copos de nieve caían como si de hojas de otoño se tratasen, bella y lentamente. El frío que comenzaba a aumentar parecían pesados suspiros, te congelaban y de alguna forma atravesaban tu ser y te hacían sentir melancólico o al menos así lo presentía.

Un nuevo ciclo escolar estaba comenzando. Tomé una ducha rápida y me aliste lo más rápido que pude, después de todo estaba ansiosa por ver a mis nuevos compañeros ya que debido a mi enfermedad que aún no se diagnosticaba correctamente cada cierto tiempo nos mudamos de ciudad en ciudad buscando los mejores doctores. Mi madre quedó destrozada al enterarse hace poco más de cuatro años mi condición. Algunos de los pronósticos llegaron a ser Guillain-Barré, la hepatitis autoinmune, el lupus eritematoso sistémico entre otros. 

He presentado síntomas de distintas enfermedades por lo cual aún no se ha llegado a una conclusión. Me pone mal verle tan destruida cada que no recibimos las respuestas que quiere saber, después de perder a mi hermano se volvió sobreprotectora. Entiendo sus motivos y agradezco que me brinde  la vida más normal que puedo tener. No tengo un padre como tal en mi vida ya que el dejo sola a mamá después de que Tyler muriera.

Quizás piensen que todo en mi vida se ve en color gris ¿verdad?, pero no es así. Aunque parezca tonto e infantil me he aferrado al recuerdo de aquel niño llorón del centro comercial. Su esencia quedo conmigo a pesar de los años. Ese día a través de sus ojos y lágrimas lloré también con él, me liberé de una carga que no sabia que tenia a los seis años. Ahora a mis casi veinte años quiero volver a liberarme como hace algunos años. Quiero volver a verle aunque sea una sola vez y ya.

- Giselle, ¿puedes bajar un momento por favor?- gritó mi madre desde la cocina.

- Un segundo- contesté antes de terminar de arreglar mi cabello húmedo.

Metí a mi mochila algunos cuadernos y un pequeño botiquín de primeros auxilios que mi mamá había preparado con anterioridad. Tomé otro abrigo adicional a pesar de los tres que ya llevaba puestos, estaba nevando y no sabía que tanto bajaría la temperatura ese día. Me senté en el comedor y comencé a desayunar mientras mi madre traía algunos aparatos médicos. Momentos después me reviso los latidos del corazón, la temperatura, la presión, alguna anomalía en mis ojos, etc. 

- Madre mía Giselle, ¿Haz tomado una ducha a primeras horas del día?- preguntó ofendida

Asentí con la cabeza, sabía lo que se aproximaba.

- ¿Cuántas veces debo repetirte que no puedes ducharte a estas horas?- Se restregó ambas manos por la cara- ¡Debes cuidarte y no contraer una infección!- Gritó finalmente.

- Mamá basta, existen las secadoras. No saques una montaña de donde solo hay un grano de arena- Hablé firmemente mientras me levantaba y me dirigía al baño para terminar de secar mi cabello.

-Sabes que ese no es el punto Giselle. -Comentó enojada.

- Mamá se que estas preocupada pero por dios, no estoy diagnosticada y quizás nunca lo este. No desperdicies más tu vida cuidándome cuando de igual forma moriré.

Me callé al instante tras mi ultimo comentario, por un momento solo se escucho el ruido de la secadora. Últimamente discutía más con mi madre y aunque no lo hiciera a propósito soltaba comentarios como este, era la peor hija.

a través de tus ojos (Justin Bieber) •editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora