Capítulo 16

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-Hola Reginita. Cállate y sube al auto.

-Carlos, ¿Qué quieres? Por la memoria de tu hermano, ya dejame en paz.

- Aja. Lo que tu digas. Que te subas,  Es una orden, no una pregunta.

Carlos tenía los ojos como si se hubiera drogado, tenía mal aspecto, parecía que tenía el diablo adentro.
Traía una camisa roja, y parecía que no se había afeitado hace años, y su cabello,era un verdadero desastre.
No super que hacer comencé a correr, pero antes de cruzar la primer calle, sentí un brazo, era Carlos, -"Obedece, sino te va a ir peor".
Le suplique que no me hiciera nada, intente safarme pero era imposible, Carlos era más fuerte que yo. Me comenzó llevar a jalones,  Me dio una cachetada,  y me jalo del brazo izquierdo, en el cual Me dejo un morete. Mis gritos parecían como si Me estuvieran matando, algo dentro de mi me decía que tuviera miedo. Carlos era un mounstro,  nunca se sabía con Él.
Me subió al carro a la fuerza, y me llevo a una cabaña (supongo que era la cabaña familiar de la cual tanto me hablo Sebastián ), por cierto era una cabaña hermosa, era como antigua,  rodeada de pinos,  estaba como a las afueras de la ciudad, como en un bosque. Había un lago hermoso, pero para ser sinceros lo hermoso del paisaje no me quitaba el miedo. Carlos estaba loco, y su fuerza de deportista era el doble que la mía. No podía hacer nada, porque era más fuerte que yo, y estaba drogado, podía matarme o no se.

-Carlos por favor, déjame ir. Ya te dejo en paz. Déjame ir! Por favor.

Carlos comenzaba a tocarme, me acariciaba de una manera que no me gustaba .  Era agresivo, me hacía sentir sucia. Me beso, le di una cachetada, y me agarró con más fuerza. Yo intentaba safarme,  todo era vano. Sus caricias eran asquerosas.

-No, aquí se hace lo que yo diga. Mi hermano es un estúpido, pero yo no. De aquí no sales sin que seas mia.

Eso que me dijo me puso como loca, le di un golpe que logre safarme, y comencé a correr, Carlos me perseguía,  Sus gritos me volvían loca,  tenía mucho miedo.
Cuando llegue a la puerta y libre abrirla, llego Carlos, me dio un fuerte golpe y me tapo la boca con un trapo con un olor horrible. Comencé a marearme, tenía náuseas, mi vista borrosa, y de pronto todo negro, mi vista en blanco, mi debilitado, suponía que me iba a desmayar.

Y supongo que así fue. Luche contra mi propio peso,  Pero fue inútil.  Caí,  me desmayo.

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