Los fines de semana tienden a ser muy monótonos. Sobre todo cuando vamos por la vida experimentando las variantes de lo mismo. Ese sábado no era la excepción... Eramos un grupo de amigos algo improvisado. De esa clase de amigos que se van conociendo unos por asar. Y otros que como buenos vecinos y amigos de la infancia se vuelven a encontrar.
Una de las cosas más curiosas es que cada uno teníamos algo, que nos hacía diferentes, pero a la vez especiales. Algo así como un error necesario. Y sí, así comenzaba la noche de ese sábado. Un sábado que pronosticaba un fin de semana no tan normal. Pero sí para recordar; como hoy; como ahora. Yo no tenia mucho dinero; viví limitado financieramente. Pero mi ímpetu siempre ha sido muy rico en entusiasmo, ingenio y un toque de malicia, de esas que uno va aprendiendo a fuerza de golpes de la vida o aciertos de la misma. En una época donde el smart phone y las redes sociales, comenzaban a crear su auge en la historia de la humanidad. Pinturas rupestres, petroglifos, jeroglíficos, luego grafitis y luego directo al chat. Vaya forma de ser recordados a través del tiempo, si acaso alguien lo hace. Un mensaje de texto, un post o el chat lo eran todo. El comienzo de cosas, las que fueran, con tal de no pasarla aburridos. He pensado que hay que estar con gente que si no tenemos los mismos gustos, por lo menos las mismas ganas. Me dispuse a redactar aquel mensaje que como una nube que deja ver un rallo de luz, exhortara a mi buen amigo a comenzar la aventura.
-¡Que hay Bob! Voy, vienes o nos quedamos.-
¡No podía fallar!, era como el mismísimo verbo que termina materializándose en carne. O algo por el estilo.
No paso ni un minuto, mientras "Bob" redactaba minuciosamente cada letra de una respuesta, que evidencia la interacción de dos personas altamente razonables.
-OK! Paso por ti...-
No vivia muy lejos, pero su automóvil era un "plus" para cualquier cosa, vamos, era la base de operaciones, la guarida; el mejor lugar. Salvo por un detalle... más gente y un buen plan.
Así que me dispuse a hacer ese llamado a los demás elementos.
-¿Charly?[SIC], que hay viejo, ¿cual es el plan?...
No se por qué razón, no falta un "Carlos" en el grupito.
-Ninguno, no hay plan, pero igual podemos organizar algo...-
Que raro, el chico más alcohólico que he conocido, no tiene plan, pero no se niega a la posibilidad.
-Pasamos por ti entonces...
Le respondí con la tecnica de alguien, que gracias a la rutina, se vuelve mecánico; predecible.
Al llegar a su casa descubrimos que tenia una reunión familiar, de la cual, aún con copa en la mano, pareciera que pedía que lo rescatáramos. Bien pudimos quedarnos allí, a escuchar música que su padre ponía en antiguos pero vigentes "LP" de acetato o vinilo. El mejor rock de todos los tiempos, 60s, 70s, 80s. ¡Lo máximo!, cuando su padre estaba de buenas, hasta un cigarro invitaba. Pero, Charly no tenía esa idea para aquella noche.
Nos dispusimos a seguir nuestro camino, pero seguíamos como al principio. Buscando pelea... Llegamos a una tienda, el lugar donde uno baja del auto a buscar maravillas que iluminen nuestros ojos. Normalmente no hay una lista de compra, pero si que hay básicos y elementales: cerveza, cigarros, botanas (snacks) y el respectivo chicle para la hora de ligar. Los condones son cosa aparte y responsabilidad de cada quien.
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TEQUILA LEMONADE
Teen FictionUn grupo de cuatro amigos buscan pasar un fin de semana como cualquier otro. Bebiendo, fumando y escuchando Rock. Todo va bien, hasta que el protagonista se encuentra con su ex novia, quien los invita a una fiesta temática de los años 70s, a una cas...