Capítulo 2

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Tsuna sonreía con sutileza al ver la puerta cerrarse, escuchaba el giro de la llave y suspiraba. Besaba la frentecita de su hija, susurrándole que la amaba. La dejaba en la cuna hasta que él terminase de prepararse, vestirse, asearse. Arreglaba su casa antes de volver con Mai para jugar un rato antes de tomar su desayuno, pues no tenía tanta hambre, aunque sabía que eso iba a cambiar en unos meses. Llegaba la hora del almuerzo, preparaba todo después de haber dejado dormidita a su hija cuando la barriguita del infante estuvo llena



—ya está todo listo – soltaba una risita dulce al escuchar los suspiros de su pequeña durmiente – bebé... tú, yo y Mai seremos muy felices – decía Tsuna acariciándose el vientre, pues hace poco se enteró que estaba esperando un hijo nuevamente – así que solo aguanta un poco más



Más tarde, después de alimentar a su hijita en el horario indicado, veía el reloj y se alimentaba, hasta que alguien tocó su puerta. Era una visita que planeó con anticipación, perfecta para ese día. Gokudera y Reborn aparecieron en la puerta que como siempre le fue difícil abrir, era torpe para esas cosas. Les sonrió ampliamente, los abrazó con añoranza pues no se habían visto en algún tiempo. Los hace pasar a la sala y les da a Mai para que se entretengan mientras él deja todo bien acomodado en esa casa. Mira todo con calma, pues quiere memorizarla, su corazón salta, pero lo ignora, porque está con Reborn y Gokudera. Confiaba en ellos



—Las maletas están listas – informaba el castaño después de tan solo cinco minutos

—muévete que no tenemos mucho tiempo – ordenaba Reborn como siempre

—no sé por qué el jiuundaime tiene que pasar por eso – bufaba molesto mientras le cedía la pequeña a Tsuna

—está todo listo para cuando regrese – decía Tsuna antes de salir de la casa. No mira atrás, no debe hacerlo porque en su memoria solo están las cosas importantes





El dueño de casa vuelve tarde en esa ocasión pues tuvo problemas ligeros. Ingresa con calma viendo la oscuridad y eso es raro. Llama a su amado, nadie responde. Recorre los cuartos y no encuentra nada, se altera porque su castaño a esas horas siempre lo recibe con una sonrisa. Desordena algunas cosas buscando evidencias, encuentra las ollas llenas, no hay notas, no hay nada, no hay rastros que lo guíen. Se desespera pues algo pudo ocurrir, mucho más sino sabe dónde está su pequeñita Mai, su adoración tampoco está y eso es grave, porque Tsuna no le dijo siquiera que pretendiera salir o que necesitara hacerlo. Al final encuentra algo encima de la mesita donde los juguetes de Mai reposan, una nota con esa letra que odiaba, "me llevaré al décimo capo" simplemente aquello

Hibari respira profundo, no es momento de alterarse, pero su instinto le grita que algo pasó, que debía encontrar a su castaño rápido. Una hora, dos horas, tres horas recorriendo las calles cercanas, mandó ya a sus subordinados para que revisaran las casas ajenas con detalle. Necesitaba a Tsuna o algo que le dijese que estaba bien. Alguien le dijo que dos hombres se lo llevaron acunados por la oscuridad recién posada. Miedo, tenía miedo de que a su joya le hicieran daño, ser mafioso siempre fue y será riesgoso, pero él lo protegería. Lo haría siempre



—Hibari-sama, lo traje – hablaba un recién llegado, cuya cabellera larga, castaña pero teñida de rojo en los mechones de enfrente, destellaba con la luz

—dámelo, herbívoro – le arrebató aquel aparato pequeño y digitó la clave que sólo él sabía

—me impresiona – hablaba el castaño acercándose, estirando su cuello para ver la pantallita de esa cosa – ese puntito... ¿es su Tsunayoshi-san?

—herbívoro

—¡sí, señor! – exageraba una pose militar y esperaba órdenes

—moviliza a todo el personal. Norte, carretera segundaria, frente a la pista de aterrizaje

—pero el puntito no estaba allí – decía el castaño, quien ya marcaba un número y daba señales a un subordinado que se acercaba

—muévete... Yasu – Hibari sabía cómo obtener el mejor trabajo posible

—ah~ dijo mi nombre~ Dios, puedo morir en paz – se estremecía el castaño, abrazándose a sí mismo y moviéndose como gusano

—¡muévete!

—sí, señor... Hibari-sama, su esclavo cumplirá sus órdenes – decía mientras corría ordenando cosas a los demás participes – ¡muevan el culo, cabrones! ¡Hay que rescatar al cielo afortunado por tener a una nube sensual para él solo!

—Tsunayoshi... Tranquilo, te voy a rescatar. Estaremos juntos, criaremos a Mai – Hibari hablaba entre dientes mientras tomaba su auto personal y guiaba a los demás. El localizador no mentía, fue una buena idea colocarlo



Yasu era competente, por eso Hibari lo tenía cerca. A pesar de que ese castaño era un maldito demente, cumplía cada orden con tal precisión que hasta asesinó a una familia enemiga entera en una sola noche, sin dejar ni rastro de cada persona.

Kyoya tenía personal suficiente para que en una hora exacta acorralaran a los hijos de puta, que se llevaron a su cielo. Un informante habló del lugar exacto donde estaban y Hibari llegaba preparado para todo. Atacar, destruir, destrozar, asesinar, lo que fuera por tener a su cielo cerca nuevamente. Mordía hasta la muerte a todo oponente, los que no eran presa de su furia eran castigados por Yasu y los veinte hombres detrás de él. Pasaron la seguridad, las alarmas sonaron, los gritos, las peleas, una explosión y está cerca




—el friki de las peleas llegó... – un peliplata arrojaba su cigarrillo y sacaba sus mejores armas para la ocasión – tranquilo décimo, esto terminará pronto – afirmaba con confianza

—lo esencial es Mai, dámela – Reborn toma a Mai en brazos, protegiéndola y colocándole una protección en esos pequeños oídos para que el ruido no fuera percibido por la bebita

—cuídala – susurra Tsuna, jadeando por el ejercicio y la adrenalina sentida por esa situación. Sigue a sus protectores, porque confiaba en ellos, pero su intuición no se calmaba

—cálmate Tsuna – habló con delicadeza como pocas personas lo habían apreciado

—gracias Reborn... como te lo prometí, seré fuerte – sonrió sutilmente y el hitman le acarició la mejilla con delicadeza



Continuará....



Notas finales:

Me gusta escribir historias cortas, así puedo ver cómo reaccionan ante cada capítulo ^^

¿alguien reconoció a Yasu? Diablos, amo a ese idiota... es un oc que añadiré en variadas pequeñas historias y en una grande que aún no publico. Solo quería decirlo XD

Muchas gracias por leer~

Besitos~

Mi adorable obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora