II - f

153 11 2
                                    

No, ella no podía saberlo. Además, seguramente no me creería. Lo mejor es si hago esto sola. También, había algo que rondaba en mi cabeza desde hacía bastante, algo relacionado con mi padre y el odio de mi madre.

– ¿Qué tienes en mente? –preguntó, sobresaltándome.

–No entiendo nada lo que está explicando –mentí, señalando a la profesora–. Como si lo que nos está enseñando fuera a servirnos de algo en la vida...

–Tienes razón –suspiró, desviando su mirada de mí. Sin embargo, me di cuenta que miraba a su novio, no a la pizarra.

Revoleé los ojos. Sofía estaba demasiado obsesionada con ese hombre, y no se daba cuenta.

Por fin, la mañana terminó. Me despedí de mi mejor amiga y volví a mi casa. Por buena suerte, mi mamá no estaba cuando llegué. Fui hasta mi habitación y me senté en la silla de mi escritorio.

Lo abrí, sin saber qué hacer. Hasta que me decidí por dos opciones. Podía juntar o no a mis padres de nuevo.

Sin embargo, había cierto problema. Sofía se había acercado a mí porque no le gustaba verme sola, y yo siempre fui así por lo que me había pasado con mis padres. Si ellos siguieran juntos, nosotras jamás habríamos sido amigas.

¿La amistad de una amiga o el amor de una madre?

- Si decides no juntar a los padres de nuevo, pasa al capítulo II – n

- Si decides juntar a los padres de nuevo, pasa al capítulo II - l

Saltos en el TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora