Yeats expresó esto mismo cuando escribió su autobiografía:
"Yo sé ahora que la revelación viene del yo, de aquel secular yo recordado... y que el genio es una crisis que por un momento une a aquel yo soterrado con nuestra mente trivial cotidiana".
Mathers pensaba que el "secular yo recordado" puede ser evocado a través de símbolos y que, además, la mente entrenada del mago podría pasar a otras dimensiones, a otros planos de la existencia. El mago debería entrenar su imaginación hasta que pudiese contemplar algún objeto mental como si existiese realmente en tres dimensiones.
Eventualmente, incluso podría ser capaz de "proyectarlo" al mundo exterior. Cuando consiguiera esto, podría contemplar un símbolo escogido, quizá uno de los cinco signos "tattawa" de tierra, agua, aire, fuego y espíritu, y seguidamente mirar fijamente una pared lisa (o un techo) de manera que el símbolo se transfiriese allí como una post-imagen. Después debería ampliar el signo al tamaño de una puerta y pasar a través de él. Si consiguiese hacer esto con éxito, debería encontrarse a sí mismo en una especie de paisaje de ensueño que correspondería al signo.
Yeats describe como, en una ocasión en que apretó contra su frente un signo del fuego, tuvo la visión de un desierto en el que había un gigantesco titán que salía de entre sus ruinas. Según Mathers, el propio signo debió hacer la mitad del trabajo. Según esta filosofía, puede verse que es posible que algunos "sueños" no sean realmente sueños, sino visiones de aquellos "planos astrales". En términos de Jung, el mago ha tornado una visión momentánea de algunos de los "arquetipos del inconsciente colectivo". Jung se convenció de la existencia de estos arquetipos, y también del inconsciente colectivo, al hallar que muchos de sus pacientes soñaban en forma de símbolos mitológicos a pesar de que no tenían conocimientos de mitología.
Pero a pesar de que el concepto del inconsciente colectivo y el del "yo más amplio" están estrechamente relacionados, no deben confundirse. Lo que vemos fugazmente en * momentos de gran intensidad parece ser algún potencial más amplio de nuestra personalidad individual. Lawrence halló su revelación en el éxtasis sexual, el sentimiento de que el "yo" que asume por un momento el control del acto de hacer el amor es, de alguna forma, más verdadero que el yo cotidiano y, por lo mismo, más real. Un punto de vista como éste invierte nuestras normas cotidianas. ¿Cómo podremos creer que el "yo" del que soy ahora consciente es menos real que algún otro yo hipotético que vislumbro por un instante en momentos de éxtasis u orgasmo?
De acuerdo con esta filosofía, el propósito de la evolución consiste en evolucionar hacia el "yo" más amplio posible: la Luna llena. Lo que pueda suceder entonces sólo puede ser tema para conjeturas. Nuestro problema es el de intentar ampliamos, de hacernos más anchos.
Es posible que la clase de doctrinas que puede preconizar el Amanecer Dorado pueda producir este efecto de ensanchamiento. Por otra parte, la honestidad nos obliga a admitir que los "magos" como Mathers y Crowley no se distinguieron por su generosidad de espíritu ni por su amplitud de miras. Por el contrario, ambos eran unos seres humanos bastante insignificantes, capaces de comportarse como niños mimados. Y esta clase de insignificancia está íntimamente relacionada con la estrechez de los sujetos histéricos de Janet. Los informes sobre Machen dejan claro que se trataba de una persona muy aguda. Por tanto, es comprensible que creyera que las disciplinas mágicas no lo llevarían más cerca de la revelación que experimentó en Gray's Inn. Su actitud con respecto al Amanecer Dorado se hizo casual y despreocupada, y parece que la dejó en 1901.
Sólo es necesario ahora mirar una fotografía de Lovecraft para ver que su vida estuvo bajo el dominio de la ansiedad. En sus primeras fotografías, la boca es pequeña y tensa. Con las gafas de montura metálica parece la Reina Victoria diciendo a su caballero de servicio que no se divierte. Por lo que sé, no hay ninguna fotografía que muestre ni siquiera un asomo de sonrisa. Siempre tiene un aspecto tenso y desgraciado, como si estuviese ansioso de alejarse del fotógrafo y correr al lavabo. Toda su vida fue víctima de la timidez y la autoconsciencia. Sus amigos decían que sonreía cuando estaba relajado, pero nunca reía. Con los extraños se sentía violento y callaba; sólo cuando conocía bien a alguien podía "relajarse" y entonces, aparentemente, podía ser un compañero encantador. Todas sus amistades eran personas inferiores intelectualmente a él, a pesar de que la razón de esto puede ser simplemente que su limitada vida social nunca le dio ocasión de frecuentar personas que fuesen iguales a él. En cualquier caso, esta circunstancia le permitía ser entre sus relaciones el dominante, el mentar y consejero. Solía referirse en broma a sí mismo como "el abuelito", incluso con sus tías. Tenía necesidad de verse a sí mismo como la figura de un padre. Lovecraft hizo lo que pudo para ampliarse y desarrollarse.
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El Necronomicon - El Libro de los Nombres Muertos
SpiritualContinuacion del libro anterior " El Necronomicon - Libro de los Hechizos" si quieren la historia completa del "Necronomicon" por favor deja su comentario Sin mas otra ves les dejo la advertencia Gracias por su atencion . ¡¡¡ADVE...