Lovecraft era un romántico “rechazador del mundo”, no sólo un soñador, sino un hombre llevado por un intenso odio al “mundo real” que le rodeaba. Creo que habitualmente realizaba alguna operación similar a la “hipnosis” de Machen, no conscientemente sino, como éste, en estado de desesperación y agotamiento. Uno de los conceptos más importantes en magia es la “verdadera voluntad”. Los seres humanos raramente desean algo muy profundamente, pero cuando lo hacen, ponen en marcha una especie de voluntad que es bastante más profunda que la cotidiana. Esta es la “voluntad” que el mago intenta controlar (Un hombre que desea mucho algo, digamos a una mujer o la caída de un enemigo, puede dirigir esta voluntad de forma completamente inconsciente).
Lovecraft no empleaba en gran medida su voluntad, puesto que era un soñador perezoso, pero periódicamente debía haber experimentado estados de angustia en los que su total rechazo del mundo circundante producía el efecto de despertar su “verdadera voluntad’. Debe tenerse en cuenta que para producir estos efectos no es necesaria una concentración sostenida, sino sólo un modo particular de absorción. Puedo ofrecer un ejemplo de mi propia experiencia. En 1968 empecé a escribir un libro titulado The God of The Labyrinth. Mi intención era proceder a una investigación literaria. El héroe, Gerard Sorne, era el encargado de hacer investigaciones sobre un disoluto irlandés del siglo XVIII llamado Esmond Donelly, al cual se le atribuía una notable obra pornográfica. Cuando lo empecé, mi intención era escribir una historia literaria de detectives a la manera del ruso Irakly Andronikov.
Sin embargo, en un cierto punto del libro, me di cuenta de que la trama se estaba escapando de mis manos. Lo que sucedía es que mi héroe estaba siendo absorbido cada vez más en su búsqueda por Esmond, hasta que el espíritu de Esmond empezó a “mandar sobre él”. Lo malo es que yo tenía la sensación de que Esmond también me dominaba. Desde luego sabía que no era un personaje real, porque yo lo había inventado, pero tenía la extraña impresión de que sí era real, y que estaba intentando comunicarse conmigo.
Desde luego, ya trabajaba en detalle sobre las fechas, cosa necesaria porque había tenido varios encuentros con contemporáneos suyos como Rousseau y Boswell y necesitaba saber las fechas correctas. había nacido en 1748 y participó en el Grand Tour europeo a la edad de diecisiete años, en 1765. Hay un punto en la novela en que el protagonista descubre que está siendo “dominado” por Esmond. Va en automóvil hacia Dublín, desde el Oeste, y tiene la sensación alucinatoria de que viaja en un carruaje, como si estuviese haciendo el camino con Esmond en el Grand Tour. AI entrar en Dublín, le parece ver Chapelizod Road tal como había sido dos siglos antes. Se dispone a girar a la derecha por el Grattan Bridge, sintiéndose seguro de que es su última oportunidad para cruzar el río hacia Stephen’s Green. Ha olvidado que el O’Conell Bridge no se construyó hasta 1765...
Llegado aquí se me ocurrió que realmente necesitaba un informe sobre cómo era Dublín en el siglo XVIII. En mi casa hay miles de libros, y estaba seguro de que debía haber algo entre ellos. Fui allí y busqué en la sección de “viajes”; encontré un libro titulado Dublín Fragments de A. Peter (1928). Lo saqué de la estantería y en la portada posterior había un mapa dibujado. Lo examiné y se me erizó el cabello. Se trataba de un mapa de Dublín y sus suburbios de J. Roque (lo tengo frente a mí al escribir esto), dedicado a George Putland Esq. y “corregido en esta época, 1765”. Naturalmente, me proporcionó toda la información que necesitaba...
Desde entonces, y hasta el final del libro, tuve la extraña sensación de la presencia de Esmond. Pero las coincidencias continuaron después de haberlo publicado. Recibí una carta de un escritor sobre temas de magia, Francis King, preguntándome dónde había obtenido tanta información sobre la sociedad secreta llamada “El Culto del Pavo Real”. Estaba claro, decía, que ésta era lo que yo indicaba como la Secta del Ave Fénix, la sociedad sexual de la que Esmond, finalmente, se convierte en el Gran Maestre. Parece que proporcioné una interesante pista al mencionar que Edward Sellon también era un miembro de ella. Sellon, un hombre disoluto y pornográfico era, parece ser, miembro del Culto del Pavo Real. Pero Francis King estaba convencido de que él era uno de los pocos en Inglaterra que sabía que Sellon había sido miembro del Culto del Pavo Real y deseaba conocer dónde había conseguido mi información. Tuve que contarle que la había inventado. La Secta del Ave Fénix se fomentó por iniciativa de Borges.
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El Necronomicon - El Libro de los Nombres Muertos
SpiritualContinuacion del libro anterior " El Necronomicon - Libro de los Hechizos" si quieren la historia completa del "Necronomicon" por favor deja su comentario Sin mas otra ves les dejo la advertencia Gracias por su atencion . ¡¡¡ADVE...