Capítulo 14 - El comienzo del fin

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Habían pasado semanas desde aquel día, Eli fue a visitarlo una vez al hospital. Ella a pesar del dolor que sentía por dentro, intentó hacerle saber que estaba ahí para él. Habló con él, se dijeron te quiero una vez más. Pero había algo ahí que ella sentía, algo que le decía que no estaba bien estar ahí.

Pero en su corazón, ella quería estar ahí para apoyarlo. Por amor, por respeto y en honor a sus memorias juntos. En honor a todo lo que vivieron, por respeto al amor y las promesas que se hicieron, por ello, Eli quería hacerle saber que estaba ahí; aunque solo fuera como amiga.

Intento darle palabras de aliento cada día que él estuvo en el hospital, recordarle que él era más fuerte de lo que él mismo creía, se lo hizo saber siempre que pudo.

Eli recuerda como un viernes estuvo con él durante uno de sus ataques de ansiedad. Recordó como ella le había animado y le había hecho darse cuenta que tomar la ayuda que le ofrecían era de valientes. Recuerda como le explicó que tomarse las pastillas para la depresión no era nada malo.

- Está bien que quieras hacerlo solo sin pastillas, que quieras controlarlo. Pero míralo así...- había dicho ella mientras se paraba junto a él.
- Cuando alguien se rompe una pierna, por más que quiera y tenga la voluntad de caminar solo, no lo va a lograr. Necesita la ayuda de alguien o algo para sostenerse en pie. Y eso no tiene de malo, no significa que no pueda hacerlo solo, sino que aún no es el tiempo. Es el momento de dejarse ayudar, hasta que tenga la fuerza suficiente para hacerlo sólo. Pedir ayuda nunca es malo.- terminó diciendo con una mirada conciliadora, cargada de amor.

Ángel la miró con gratitud, con cariño como recordando lo que había hecho ella por él tantas veces en el pasado.

Aún con esos recuerdos, Eli tomó la decisión de alejarse de él. Sabía que Ángel iba a tener su apoyo, pero a ella le estaba matando por dentro estar cerca de él. Tenía que despejar su mente, así que pasó tiempo con sus amigos, aquellos con los que había crecido y les contó todo. Como se sentía, lo que pensaba, sus miedos y sus anhelos; Eli confiaba en ellos plenamente.

Pasaron los días y Eli se iba alejando un poco más, conversaban de vez en cuando, reían juntos cuando tenían la oportunidad. Eli quería olvidarse de Ángel, pero había algo en su corazón que le pedía que esperara, que lo esperara a él. Y ella no supo que hacer, ignoró esa voz, pero nunca rechazó la idea de que eso sucediera, por dentro era lo que más anhelaba.

Se fue de viaje con su familia, y entre las olas, la arena y las estrellas tan brillantes, se prometió ser feliz. Prometió dejar todo atrás y avanzar, recordarlo todo con las mejores memorias, con todo el amor que se prometieron. A pesar de que ambos cometieron errores, su amor siempre fue sincero. Eli quería creer en su corazón que si ellos terminaron fue por las circunstancias, no porque ya no se amarán. Y por ello esa esperanza permanecía latente, en el fondo de su alma. Y fue feliz, al menos hasta aquella tarde.

Uno de sus mejores​ amigos​, que por cuestiones del destino, también era el mejor amigo de Ángel, le había pedido ir a tomar un café por la tarde. Después de su ruptura, ellos habían perdido contacto, Eli extrañaba a su amigo, por lo que no le pareció extraño y aceptó.

Ya en aquel lugar, conversaron de todo un poco, rieron y ella le contó que estaba mucho mejor, que estaba feliz. Pero todo cambio en cuanto él comenzó a hablar.

Mientras Alexis le contaba la verdad acerca de lo que ocurría todas aquellas semanas, ella no supo que hacer más que sentir como la rabia, el dolor y la decepción empezaban a calar hondo en su corazón.

Diario de un RompimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora