Estábamos caminando dirección al pueblo junto con Misheen, una díada del bosque que, por cierto, era muy alta.
-Misheen, ¿te puedo hacer una pregunta?-Comenté.
-Claro.- Respondió con una simpática sonrisa.
-¿Qué es una dríada?- Dio una pequeña risa.
-Las dríadas somos duendes de árbol. Cada árbol tiene una dríada y nosotras somos las encargadas a protegerlos. Pero solo los árboles que nacieron de forma natural y que tiene más de 20 años tienen una dríada. Los que son creados a base de magia o que no tienen la edad suficiente no poseen una.
-Oh, entonces tu eres la dríada del árbol con la que tropezó mi amigo.
-Exactamente.
-¿Y si os vierais amenazadas como os defendéis?- Pregunté.
-Pues bueno, nosotras tenemos la capacidad de manipular los árboles para defenderlos. Por ejemplo, cuando pensé que querías lastimar al árbol utilicé las raíces para protegerlo. Podemos hacer lo mismo con cualquier otra parte de este. Ya saben, como alargar las hojas para usarlas a manera de látigos o las ramas para que den puñetazos.
-Woow. Es increíble. ¿Y tenéis otros poderes?
-Pues claro.-Afirmó.- Podemos penetrar en cualquier árbol.-Dijo mientras pasaba su mano por un tronco para demostrarlo.- También podemos hacer florecer las plantas...-Se agachó e hizo aparecer un diente de león y se lo dio a Sally.-...y tenemos el deber de hacer que el árbol cambie depende a la estación del año en que nos encontremos. Ah, y también podemos usar los árboles como medio de teletransportación.
-Fascinante.-Era lo único que se me ocurrió decir.-Pero también habláis con los árboles, ¿verdad? Lo digo porque creo que antes hablaste con uno.
-Oh, si. Las dríadas podemos comunicarnos con casi todos los seres mágicos puros.
-¿Puros?
-Si. Hay puros e impuros. Por una parte están los puros. Es decir los animales que no atacan a otros animales si no es por defensa. Y luego están los impuros. Que son aquella bestias que solo buscan su beneficio y atacan a sangre fría a cualquier cosa viviente. Bueno ya dejemos de hablar de mí. Ahora cuéntenme de ustedes, ni si quiera sé sus nombres.
-Pues yo me llamo Mark...-Dijo mi compañero.- ...él es Kent...-Agregó señalándome.-...y ella es Sally.-Finalizó apuntando a ella.
-Un placer.-Comentó Misheen.- ¿Y de donde sois?
-Pues somos de Noruega.-Respondió Sally.
-Mmm...No me suena ese lugar.
-Por cierto, ¿en donde estamos?-Peguntó Mark.
-Pues estamos en el "Bosque de los Nimcos".
-¿De los que?
-De los nimcos. Esos animalitos de allí.-Señaló hacia un pequeño arbusto. Detrás de este estaba aquel pequeño animal que vimos antes.
-Ayyy que ternuritas.-Comentó Sally. Misheen hizo florecer un arbusto lleno de unas bolitas azul e hizo un sonido extraño y vinieron corriendo hacia nosotros.
-A los nimcos les encanta comer estas frutas. Acaricienlos, son tranquilos.- Agregó Misheen.
Empezamos a tocarlos suavemente. Tienen un pelaje muy suave. Median aproximadamente medio metro. Su cola parecía la de un león. Sally cogió una pequeña rama de la planta y uno de los nimcos vino hacia ella para comer. Era el mas pequeño de su manada.
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Tras La Pequeña Puerta (Pausado :v)
FantasíaKent, un chico de 15 años, se encuentra con una puerta escondida en un sótano y, junto con sus amigos Mark y Sally, la atraviesan despreocupados y se quedan encerrados al otro lado en el que se encuentra un mundo diferente. Ahora les tocará buscar l...