Lamio ligeramente su dedo índice y pasó al siguiente capítulo del libro que tenía entre sus manos, el título de la famosa novela de Jane Austen "Orgullo y Perjuicio" se dejaba leer en su portada, aquel clásico era de entre todos su favorito, no había novela o en efecto comedia romántica que lo forzara a sacar a flote todas aquellas emociones que escondía a las demás personas, tales como la alegría, el enojo, la tristeza e incluso momentos en los que dejaba escapar una que otra risa prolongada. De manera inesperada, a sus oidos llegó una dulce melodía, sintiéndose particularmente interesado por ella cerró el libro y lo dejó reposando sobre la mesita que hacía juego con los muebles de la sala, aquella música que parecía provenir del recibidor se le hacía algo conocida, caminó a paso lento siendo guiado por su sentido de la audición hasta que pudo distinguir a dos figuras de baja estatura bajo el umbral de la puerta.
- Niños, ¿Qué están haciendo aquí?
Dirigió su mirada a un objeto que era sostenido por ambos infantes y juró que por un instante volvió a ser un niño...
-¡Papá, mamá!-.gritó el pequeño niño mientras corría dentro del establecimiento.- ¡Apresurense!
-Hey, Otabek, no corras-. pronunció su padre entre risas.
-Ten cuidado, cariño, no queremos que lástimes tus rodillas-. la joven mujer se agachó a la altura del niño y sacó un pañuelo de su bolso para limpiar el helado de chocolate que cubría sus mejillas.
Era la primera vez que Otabek visitaba un parque de atracciones, la pareja conocía los deseos de su hijo y pese a su situación económica lograron llevarlo después de un año de ahorros y arduo trabajo.
La alegría del pequeño fue tanta que soltó las manos de sus padres y echó a correr lo más rápido que sus cortas piernas se lo permitieron perdiéndose entre el gentío y el bullicio de las atracciones. Otabek observaba su entorno con una expresión llena de asombro que ni siquiera sus padres habían admirado antes, a los ojos de un niño de familia humilde todas aquellos destellos y vivos colores eran casi fantásticos, relucientes ante lo poco que sus padres pudieran brindarle.
El tiempo corría y las horas pasaban rápidamente, Otabek comenzaba a sentirse intimidado por aquella oscuridad que seguía sus pasos y lo ascechaba al final del ocaso. Cansado de correr decidió sentarse arrecostando su espalda a una pared, abrazó sus piernas y apoyó su mentón sobre sus rodillas lastimadas, una lágrima cayó por su mejilla al verse completamente solo y con el estómago rugiendo.- Mamá, papá... los necesito-.era todo lo que pasaba por su cabeza.
Cuando su llanto comenzaba a tornarse más fuerte, amainó abrutamente al escuchar una melodía que sus oidos conocían, abrió sus ojos y sin poder observar gran cosa preguntó.
- ¿M-mamá?-.su tierna voz sonaba agitada.
- ¿¡Otabek!?-.gritó la mujer a todo pulmón.
- Mamá.. papá... estoy aquí.
La pareja entre llanto corrió hacia donde provenía la voz de su hijo y lo atrapó en un desesperado abrazo, ambos venían acompañados por un empleado que cargaba una linterna.
Y cuando este enfocó la luz a su dirección pudo ver el rostro cubierto de lágrimas de su madre.
Nunca se había sentido tan culpable en toda su vida.
Y no volvió a observar ese brillo de dolor en los ojos de su amada madre hasta el día en que recibió la noticia de la muerte de su padre, un pedazo de su corazón se había ido con él para siempre...Un fuerte estruendo lo hizo salir de su trance, de manera lenta y tortuosa dirigió su vista al suelo donde yacía la caja musical de su madre fragmentada en varios pedazos, la música se detuvo en el instante en el que Otabek se arrodilló y recogió la pequeña bailarina de porcelana.
La sonrisa radiante de Jean desapareció al ver la expresión en el rostro de Otabek y las miradas molestas de sus hermanos menores posándose sobre él, no entendió cual había sido su error hasta que miró las piezas de lo que parecía ser una caja musical regadas por el suelo y supuso que él la había tirado accidentalmente al abrir la puerta, quiso abrir la boca para pedir disculpas pero Otabek ya estaba corriendo escaleras arriba para ese entonces.
Se agachó y tomó una caja de cartón que estaba en el suelo, al parecer habían hecho un envío desde Kazajstán por lo que intuyó lo obvio, esa reliquia - porque se veía bastante antigua - era de Otabek, con la esperanza de que no fuera demasiado tarde, metió rápidamente todas las piezas en la caja para llevarlas a la mesa.- ¿Ya terminaste?-.preguntó Jason.
- No-. respondió Jean fastidiado, le había hecho la misma pregunta unas 5 veces.
- Dejalo y pide disculpas a Otabek-.
- No es tan simple, Jason-. suspiró cansado, también debía terminar su tarea pero estaba sentado intentando reparar una caja musical a base de tutoriales de Youtube.- Cuando creces, tus problemas se vuelven más complicados, por lo tanto las resoluciones que des a estos deben dar la talla.
El niño solo le dirigió una mirada confusa.
- ¿Crees que pueda perdonarme?
- Seguro que si-. respondió con una sonrisa y salió de la habitación dejándolo solo.
Jean miró lo que había hecho hasta ahora, tal vez pedir una disculpa no estaba mal después de todo, luego vería la manera de reconstruirla.
Subió las escaleras y tocó la puerta de la habitación de Otabek, esperó unos segundos en silencio mientras esperaba una respuesta por parte del kazajo.- ¿Q-quien es?-. pudo distinguir el tono de voz quebrado de Otabek.
- Soy yo, Jean... ¿Estás bien?-. más silencio.
-Si... lo estoy, no te preocupes-. era solo una mentira blanca, nada importante.
- ¿Me dejas pasar?...
Otabek dudó unos momentos, admitía que estaba un poco molesto con Jean por destruir una preciada reliquia de su familia pero no era una persona rencorosa después de todo, suspiró y abrió la puerta dejando ver a aquel chico alto con una expresión de perro arrepentido en el rostro, Jean cerró la puerta detrás de si mismo y fue a sentarse junto a Otabek en el borde de la cama.
Silencio, era lo que reinaba en la habitación, Otabek había estado viviendo en su casa desde hace un mes aproximadamente y gracias a cuestiones de trabajo y estudio no habían podido sostener una conversación decente.-Lamento haber roto tu caja musical, no fue mi intención...-.dijo Jean en voz baja.- También lamento que mis hermanos revisaran el paquete, avisaré a mis padres para ponerles un castigo.
- No importa, Jean..-.el más alto posó su mirada en los ojos rojos del otro, no engañaba a nadie.-
- Te la devolveré como nueva... lo prometo-. Otabek se veía tan vulnerable que por un segundo tuvo ganas de abrazarlo.- Aunque quiero preguntarte algo...
-Dime-. respondió tranquilamente.
- ¿Qué significa esa reliquia para ti?
Era una pregunta que se salía un poco del tema pero tenía curiosidad, aveces solo aprecias una reliquia familiar porque tus antecesores así te lo inculcaron, pero cuando tienen un verdadero afecto sentimental se vuelven inbaluables.
Nota:
Hola queridas lectoras, ya iba siendo tiempo de que actualizara ¿No?
No les mentiré, debía presentar exámenes este mes.
Además... tengo un hoyo en el corazón.
Espero me entiendan y perdonen la demora, las amo.
Gracias por leer ¡Dejen su voto! >:u
Y otra cosita ♡ hay un fanfic Pliroy muy original que me gustaría que pasaran a leer, se llama, "Las flores del rey" y de verdad ha sido una temática muy nueva para mi, se los recomiendo ♡♡
Bye ♡♡
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YOUTH [JJbek]
FanfictionFuertes problemas económicos azotan a la familia de Otabek luego de que su progenitor falleciera en la guerra; sin tener más alternativa decide afiliarse a una agencia que busca trabajos en el extranjero. Justo cuando pensaba que sus oportunidades...