Un nombre demasiado disparejo, realmente según mis padres era uno bueno y me quedaba muy bien por alguna razón.
Siempre me llamaron Lina durante mi infancia y hasta la pubertad, donde quisieron darme un apodo, a lo cual yo sugerí que me llamaran por mi segundo nombre, a ver si lograba acostumbrarme al mismo, aunque siempre pensé que era demasiado aburrido y nada cálido como yo soy en realidad.
Terminaron por hacerme caso, ahora la mayoría de la gente me llamaba Margot, algo que al principio me iba agradando a gran escala pues de alguna manera me sentía como si fuera otra persona. Como si de alguna forma ese nombre me diera una especie de super poder, como si pasará de ser Clark Ken a ser Superman. Sin embargo, al paso del breve tiempo que pude oírlo en boca de todos para llamarme, las cosas se tornaron muy raras.
No hablo de mi contexto, de el lugar donde vivo, de las personas con las que convivo, de la gente que amo.
Hablo de que de alguna manera sentí mi todo deformarse, como si simplemente todo terminara perdiendo sentido y razón de existir, como si todo en realidad fuera hueco, y sin fondo alguno.
Los dulces a los que era aficionada, me sabían como brócoli o cebolla, no era realmente ese su sabor, pero mi lengua los rechazaba tal y como lo hacía con aquellas cosas antes.
Los abrazos y palabras de aliento, pronto se sentían como si fueran insultos o palabras que la gente hipócrita siempre anda nombrando. Palabras puntiagudas que siemplemente perdieron el sentido de ser y que me dolían y ofendían.
Lo bueno de la vida, daba un giro retorcido en mi mente, como si lo lineal de la vida se hubiera heho una grotesca y malformada espiral de desgracia.
Intercambiar palabras con los demás me era cada vez difícil, algo que no solía pasar con regularidad. Sentía cómo si me escupieran las palabras en la cara, con esa descabellada sonrisa, con frecuencia odiaba a quien en mi camino se encontrara.
"Es sólo un problema de pubertad, de adolescencia, cuando los jóvenes tratan de encontrar significado a la vida"
Todos decían eso, y lo que creo es que era para animar a todos, para dar una explicación lógica de cómo alguien tan alegre y soñadora como yo, se habría tornado tan fría y de pocas palabras.
Los días se volvieron semanas, las semanas meses y no encontraba el bendito cambio prometido, el que dijeron que tendría al pasar esa etapa de juventud.
Sentí cómo el mundo perdía su color, poco a poco, como si todo se volviera gris y más oscuro cada vez, un aura de malicia era presente a donde quiera que iba, la gente y su sonrisa parecía ser demasiado grande como para soportarlo.
Esas sonrisas, esas malditas sonrisas que parecían deformar la línea de la boca, mostrando aquellos afilados dientes que veía en cada una de las personas con las que me encontraba, que parecían salidos de alguna película de miedo y constantemente estaban allí, que no me dejaba permanecer con quien sea por mucho tiempo.
Esas sonrisas...
Al parecer mi cordura se fue por un caño, al fin y al cabo ya soy mayor de edad y a pesar de no tener mucho, conseguí tener una cabaña alejada de mi pueblo natal.
¿Es acaso un constante espejismo ver de esa forma a la gente?, no puedo ni tener mascotas y sólo logro escribir libros para poder sobrevivir ganado algunos centavos al enviarlos a una editorial por internet.
Pero no puedo seguir así, cada vez que enfermo las voces en mi cabeza empiezan a reír y hablar entre ellas. Voces en su mayoría chillonas que al cerrar los ojos tan sólo por breves segundos me dejan ver esos rostros con unas sonrisas anormalmente enormes de oreja a oreja, cada vez más claros, cada vez más aterradores, cada vez más cerca...
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Historias cortas de miedo
Mystery / Thrilleren primera persona son historias de pocas letras y un sólo capítulo, algunas relaciondas con otras quizá por la estrecha relación que guarda en su perspectiva.