Había amanecido ya hace horas, pero la noche había sido algo pesada para quien despertaba al tener el sol atacando directamente sus ojos desde el espacio que había entre las cortinas al frente de su cama y daban paso a aquella oz de luz.
Despertó vagamente, pero despertó al fin y al cabo. Ya de pie se dirigió hacia las cortinas, las abrió y arregló las mismas para que quedaran de una forma agradable a la vista. Una forma ordenads y pulcra, tal como el resto de su habitación, y como él luego de una visita rápida al baño
Finalmente salió del cuarto, alegre, radiante y algo entusiasmado. Fue entonces que se dirigió a la cocina, picó algunas frutas y las puso en un cuenco para bañarlas con yogurt. Con una sonrisa en el rostro y un tarareo fue de nuevo a las gradas, esta vez bajó un piso más, otro, y finalmente estaba frente a una puerta de madera.
Tomó sus llaves y aún con su sonoro tarareo abrió la puerta, entró, volvió a bajar...
Ya abajo, frente a él estaba una muchacha, linda, tierna, con una mordaza violeta y dormida al parecer en una suerte de cama, un colchón junto a muchas mantas, una mesita pequeña de noche que tenía encima un libro y un florero con flores ya casi marchitas...
Aquel sujeto solo se acercó para dar un beso en la frente a la muchacha atada, lo miró, pero en vez de presentar espanto, le dirigió una mirada simple, tranquila.
Le quitó la mordaza de la boca y el sujeto le sonrió amablemente, le dió de comer...
Ella solo recibía los bocados, casi agradecida por que el muchacho siquiera le alimentara. Es que en verdad estaba agradecida de alguna forma...
A pesar de haberla pillado, atrapado y puesto en un sótano frío y algo lúgubre, aquel simplemente se habí dedicado a cuidarla...
No sabía su nombre, que quería, ni qué le haría de aqui en adelante...
Sólo sabía que ya se había cansado de gritar, llorar y suplicar. Sus muñecas agradecían que ella ya no tratara de escapar, tanto había intentado de librarse de la soga que finalmente el muchacho le habia puesto unos grilletes, y las marcas recién ahora estaban empezando a sanar...
El muchacho liberó una de sus manos, empezó a curar lo que quedaban de cortes y la volvio a asegurar. Hizo lo mismo con la otra mano.
Limpio sus labios con una servilleta, amable y cortezmente y le ofreció una sonrisa antes de cambiar las sábanas de su cama, al igual que las mantas...
-Mañana traeré algo de ropa nueva y nuevos libros, mi pequeño gorrioncillo
Dijo antes de besar su frente, e irse por donde antes habia bajado...
Ella no dijo nada, se acomodó para dormir nuevamente y cerró los ojos para volver a dormir...
No sabía qué hora era...
No sabía qué día era...Sólo sabia que tenía sueño, y quería volver a su letargo, olvidar lo malo, lo que había pasado, el exterior, lo que extrañaba...
Quería olvidarlo todo...
Ahora...tenía una buena vida...
En su pequeña jaula, en el sótano de Hikaru
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Historias cortas de miedo
Misterio / Suspensoen primera persona son historias de pocas letras y un sólo capítulo, algunas relaciondas con otras quizá por la estrecha relación que guarda en su perspectiva.