La mañana había empezado como cualquier otro, el sol salió e iluminó mi habitación de una manera cálida y amable como cada día, dandome a entender que nuevamente tenía la oportunidad de levantarme, correr e ir a despertar a mis padres a su habitación.
Era un día tranquilo, el desayuno y el almuerzo fueron exquisitos como siempre y yo sólo estaba ilusionada con los cuentos que hoy leería más rato con mi madre y mi padre... como me prometieron y hacíamos cada día...
Pero de pronto... todo salió mal...
Realmente mi ilusión fué cortada súbitamente al oir la voz de un extraño llamarme animosa y amablemente cerca una de las paredes del jardín, una de esas altas y gruesas paredes dejaba entrar la voz de alguien que amablemente me preguntó qué hacía corriendo...
Al principio dudé el responder, pero finalmente le dije que hoy estaría algo ocupada y por no poder esperar sentada estaba jugando un poco, aquella voz simplemente rió y continuó con la conversación.
-Hoy no pasará nada de lo que piensas...
Me dijo con un tono alegre y sin faltar su risa que desde el inicio me puso nerviosa, pues para mí no había razón para la que riera tanto.
-¿Qué no es un día demasiado hermoso?
Cambió de repente el tema y yo levanté la mirada antes de suspirar por lo bonito que se veía el cielo iluminado, al bajar vi los amplios y verdes jardines de mi casa, y el camino que llevaba a la puerta principal...
Al bajar un poco más vi mi vestido, un tono salmón con adornos color vino en las puntas e intersecciones de la costura...
Cerré mis ojos con una sonrisa por todo lo bonito que pude presenciar con la vista, el aroma del día de inmediato se hizo más evidente y el canto de algunos pajaritos me invadía los oídos hasta que noté algo más... algo que parecía tan lejano y a la vez sabía que estaba cerca...
-Mi...mi hija...
Oí decir a alguien a lo lejos y con un tono tan lastimero que el corazón me dolió de inmediato, nada comparado a que cuando me di cuenta que aquella voz se me hacía demasiado familiar...
-Tenga la pequeña señorita un libdo día...
Fué lo último que me dijo la voz tras la pared, al oirlo voltee de inmediato queriendo saber qué pasaba, pero un gran señor me sonrió tan pronto voltee y noté que estaba tras mío, juré que el miedo se apoderó de mi en ese preciso instante, pero de inmediato el sentimiento se hizo nada cuando empecé a correr, buscando algún refugio de aquella atemorizante persona...
Pero...¿qué tan rápido podía ir una niña tan pequeña... a comparación de un señor tan grande y voluminoso?
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Historias cortas de miedo
Mystery / Thrilleren primera persona son historias de pocas letras y un sólo capítulo, algunas relaciondas con otras quizá por la estrecha relación que guarda en su perspectiva.