XXII

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Anastasia había llegado a la mansión de su tío donde un criado le atendió,argumentando que buscaría al dueño para avisarle de que ya se encontraba allí.Ella esperó observando a su alrededor,recordaba cómo su progenitor había ganado una fortuna,por medio de cargos políticos pero ella se desentendía del tema,igual que su hermano.Amadeus y ella se habían tratado bien siempre pero cuando el incendio sacudió la casa en la que residían su hermano había huido sin llegar a dejar rastro alguno de donde se hallase,su único contacto era el hermano de su madre,quien la había ayudado prestado a sus hombres para su "encargó".Su hermano había sido un buen amigo de Alexander al margen de su estado mental,cuando se dio cuenta de su mal estado decidió alejarse de él advirtiendo a la gente de que Alexander debía ingresar en un centro psiquiátrico.
Eduard Ludan bajó las escaleras,pese a que el hombre estaba ya entrado en avanzada edad aún se mantenía bien,el mayordomo que la había atendido estaba junto a él.Ella no se sorprendió al ver su rostro el cual reflejaba la transparente luz de la cúpula que tenían sobre ellos,parte de su pie estaba algo quemado(por el incendio de la mansión) y su cuerpo estaba dejado.El hombre vestía de traje como en cualquier otra ocasión,se fijó que al andar le costaba,cuando recordó que durante el accidente una viga de madera en llamas lo había dejado incendiado por lo que tuvieron que aplicarle una prótesis robótica,pero se logró acostumbrar.
-Bienvenida,esperaba tu visita-dijo Eduard relajadamente mientras uno de los sirvientes le servía una copa de vino.-Veo que estás mejor que la última vez que nos vimos-respondió la mujer mientras su tío alzaba una ceja bebiendo el vino.
La razón de su visita no era por motivos políticos ni económicos.-Estás aquí por qué necesitas más hombres no es así?-preguntó sabiendo la razón de su visita y ella asintió débilmente.-Me temo que no puedo prestarte a más hombres,los asesinatos e intentos de estos están levantando alarmas sobre los Gobiernos por lo qué me están atando contra las cuerdas,mucho me temo que esta vez no puedo ayudarte-añadió ante lo que su sobrina gruñó con una expresión de odio.
Si él no prestaba sus servicios conseguiría los de otras personas y no serían precisamente "agradables"....

𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝑨𝒊𝒅𝒆𝒏 (REEDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora