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Mirarlo se sentía cálido. Como una brazada de calor inexpresable a otro ser humano
Era como un beso de la luna.
Era...increible. Simplemente verlo, era increible.

-Ey...Fred...te estás tardando. Tu familia está perdiendo la...esperanza. Necesito que despiertes. Por favor

El silencio reinaba. Mientras la detonante máquina exponía los sonidos que hacian saber Golden que el peli-negro seguía con vida.
Sacó del estuche que había traido una brillante y  lustrosa guitarra que reflejaba incredulidad sobre todos sus finos aspectos.

-Estabamos todos ensayando, y Freddy me enseño a tocar la guitarra. No soy tan bueno como Bonnie pero...se que te gustará

Colocó el artefacto en su cintura y comenzó a tocar una pequeña melodía de canción. Que se repetía seguidamente.

-Y si tienes un minuto para encontrarnos...

Movía sus dedos con cada frase que decía mientras sus cabellos cubrían su pálido rostro

-Y volver a ser libres...este podría ser el final de...todo

Por alguna razón sentía que cada letra le llenaba una parte oscura de su corazón. Una parte que nunca había visto antes

-Pero...¿Que caso tiene...si estoy contigo?

Un punzante dolor se apoderó de su cabeza. Apoyó su mano izquierda en la cama, dejando el instrumento en la silla de visitantes.
No podía caer rendido. No podía ser débil. Aquel chico lo necesitaba. Ya nadie venía a visitarlo, todos habían perdido las esperanzas.
Si dejaba de venir. Lo desconectarían

-E-estoy...b-bien...

Se levantó y miró al peli-negro que descansaba en su cama. Intentando cortar las cadenas que lo ataban a ese sueño profundo

-No se...q-que pasa...cuando...
t-toco esa canción...

Se quedo tieso por unos minutos más mientras el dolor cedía.
Una idea inundó su ahora muy estremecida mente.
Caminó dos lentos y apaciguables pasos, mientras se acercaba cada vez más al contrario.
Cuando sus pasos alcanzaron la pared, pudo ver que estaba a la altura de la cabeza del pelinegro.
Se agachó un poco y le dio un suave beso en los labios, sintiendo lo frios y desolados que estaban.

-No...pasó nada. No me sangra la nariz-Dijo tocandosé la cara verificando su teoría

La puerta se abrió dejando ver a la habitual enfermera de labios como la sangre, Mia.

-Señor Golden. Es hora de que se vaya.

-Eh...si...claro...

Salió de la sala para volver por donde venía.
Miró el mullido pasto a través de la ventana, como un mar verde entre todo el rocio, que decaia por el grisacéo paisaje que los alumbraba.
Pasaron unos veinte minutos y sin saberlo, se quedo ahí, sentado en una silla frente a la ventana del hospital, dormido.
Lo despertarón unos fuertes gritos provenientes de la habitación 104

-¡No puedo creerlo!

Como una ventisca, se levantó de la silla, pensando en que podría estar pasando en ese cuarto

-¡Despertó, el paciente despertó!

Con suaves pasos se movió hasta llegar al motivo de los gritos.
La habitación estaba abierta, con la enfermera de ojos color marrón con las manos tapando su pálida piel.
Un chico de cabellos negros estaba en una cama, sosteniendo un fino clavel en sus manos. Completamente anonadado.

-Despertaste...

Corrió esquivando a la enfermera,
hasta llegar al chico.
Lo abrazó como nunca había abrazado a nadie.
No sabía nada de ese chico. Ni cuantos años tenía. De donde provenía. Si era una buena persona. Pero no le importaba. Porque lo que el sabía, era que ese chico, hacia que sus ojos volvieran a brillar.

"Clavel"-Goldred #FNAFHSYume #PremiosFNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora