Capítulo 9

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— ¿Y cómo pretendes hacerlo?—Preguntó Liam, mirando fijamente a Harry.

—Mientras no vean su marca, todo irá bien.—Respondió a su vez, mientras le daba una bufanda a su omega, quien se la puso alrededor del cuello.

— No te he preguntado eso.— Replicó el alfa, entrecerrando los ojos mientras lo observaba.

— Lo sé, pero es extremadamente sencillo. Zayn y yo iremos con Louis, tú fingirás ser prisionero. Se supone que yo me encargo de Louis, así que a nadie le extrañará que vaya a mi lado sin tener que agarrarlo, he podido usar mi voz con él para que no se alejara.—Explicó el ojiverde, extrañado cuando el morocho bajó la mirada.

Louis tomó la mano de su alfa y se puso de puntillas para besar su mejilla con una sonrisa, sorprendido ante la velocidad a la que el ojiverde ideaba sus planes, aunque a la par de admirado.

— Vamos.—Murmuró Louis, suspirando al verse obligado al soltar su mano y saliendo inmediatamente de la habitación, seguido de los alfas y de Zayn, aunque Liam parecía tomarse realmente en serio su papel, ya que no dejaba de protestar e intentar zafarse del agarre que quizás (y sólo quizás) Harry estuviese apretando demasiado.

Caminaron en un silencio casi absoluto durante algunos minutos, sólo los gruñidos de Liam lo rompían. Según el tiempo pasaba, el ceño del rizado se iba frunciendo ligeramente, provocando que el ojiazul lo mirase con preocupación.

— Esto es demasiado fácil.—Murmuró entre dientes, a lo cual el morocho asintió, llevando instintivamente una mano a su cinturón, dónde escondía la funda de una pistola.

De todos modos siguieron caminando, aunque cada vez más pendientes de todo lo que les rodeaba, incluso Liam se calló.

Llegaron frente a una puerta negra de la que salía un pestilente olor, era un olor desagradable a la par de reconocible, haciendo que todos a excepción del rizado diesen un paso hacia atrás.

— Éste es el camino más seguro.— Murmuró éste con disculpa, soltando a Liam y apoyando su mano en una pequeña placa que no tardó en permitirles el acceso.

Al ver la desconfianza del otro pura sangre, fue el primero en entrar, seguido inmediatamente de Louis y Zayn. Tras algunos segundos, el castaño los siguió:

— No veo nada.—Susurró el ojiazul en un tono apenas audible, esperando que sólo su alfa lo hubiera escuchado.

— Es mejor así, Lou.— Respondió éste, buscando su mano en la oscuridad, mientras su vista comenzaba a acostumbrarse a ella.

— ¿Lou? —Rió el omega tan bajo como pudo, entrelazando sus dedos con la mano que rozó tímidamente la suya.— ¿Ahora me llamas Lou?

— ¿Te molesta? —Preguntó el rizado con una sonrisa, aunque no recibió respuesta y siguió caminando con una sonrisa aún mayor.

—¿Lou? ¿Zy?—Preguntó Liam, sorprendido al dejar de oler a ambos omegas de súbito.

— No te preocupes por ellos... todavía.

Segundos más tarde, el alfa cayó al suelo, y el rizado tan sólo rió, encendiendo entonces las luces, dejando ver decenas, tal vez un centenar, de cadáveres bajo sus pies, mientras recogía con tranquilidad a Liam del suelo y lo llevaba a la habitación contigua, el calabozo dónde Louis había estado.

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Su cabeza dolía como mil infiernos, y aunque quería abrir los ojos, algo le decía que era mejor mantener los ojos cerrados, pero la curiosidad pudo con él y los abrió. Ojalá no los hubiera abierto nunca.

Stockholm SyndomeWhere stories live. Discover now