Hoy me he mudado. Otra vez. Mi padre es un puto empresario al que le obligan a cambiar la zona de su sucursal por lo menos una vez al año. Mi madre dice que ya no nos mudaremos más, que este era el último traslado. Vamos, no soy tan tonta. Esto ha pasado muchas veces. Por lo menos, llevamos cinco años haciendo esto. Es lo de siempre: Primero nos mudamos, ¡guay, casa nueva!, después, te adaptas, haces nuevos amigos, te ilusionas y te arrebatan todo. Es como si a un niño pequeño le dan un caramelo, lo empieza a chupar y a los pocos segundos se lo quitan de la boca.
Esta vez estamos en Madrid. ¿Tendría que ilusionarme? No. Odio Madrid. Odio la ciudad desde siempre. Yo siempre he sido de pueblo. Nací en Peñíscola, un municipio de Castellón, en la costa, ni muy ajetreado, ni muy tranquilo. Pero no es como la ciudad. La ciudad simplemente es tráfico, contaminación y todas esas mierdas. A ver, casi todas. Yo qué sé, como no he tenido un sitio fijo en el que vivir prácticamente en toda mi vida, no lo puedo saber.
—Patri, puedes venir a ayudarnos a desembalar las cajas que quedan, si quieres —dice mamá desde el salón, aunque yo sé que lo de "si quieres" no es una opción, sino una obligación—. Son tus cosas.
Bajo sin decir ni una palabra y cojo mis cajas. Las subo a mi nueva y vacía habitación y las comienzo a abrir. La primera caja es de mis libros, que coloco en la estantería. La segunda, la tercera y la cuarta son trastos inútiles de decoración, bolas de nieve, plantas, artículos de papelería, y... Una carta. La primera carta de amor que recibí. Poco tiempo después de eso me rompieron el corazón y yo ya no creo en el amor. Así que la rompo y termino de organizarlo todo de manera que me guste. Cuando termino, cojo el móvil y empiezo a hablar con Carolina, mi mejor amiga de Peñíscola a la que no puedo ver porque no vivo allí.
Le envío un mensaje:
Hola, nena. ¿Qué tal vas? Te echo mazo de menos y ya no sé que hacer sin ti. A ver cómo me va mañana en el nuevo instituto.
Me responde al instante:
Yo también te echo de menos. Esto no es lo mismo sin ti y tus movidas. Te irá bien. Te hablo luego, estoy con Paul. ♥
Genial, ahora mi mejor amiga se va con el novio y me deja sola cuando más necesito compañía.
YOU ARE READING
Mientras vivimos, vivamos.
RomancePatricia, una adolescente que proviene de familia rica y que siempre está de mudanzas debido al trabajo de su padre, conoce a Auden, un joven de su misma edad que se dedica a tocar música en la calle para ganarse la vida. Ella y él pasan tiempo junt...