Canción compartida.

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Mi cuarto se había transformado en un verdadero desastre, no es que antes estuviera todo limpio y ordenado, pero luego de buscar una cuerda de repuesto entre mis cosas sí que había quedado peor. Luego lo limpiaría.

Guarde la cuerda en mi mochila, tome mi guitarra y salí de mi cuarto listo para irme.

Ese día me sentía más tranquilo; ya le había entregado el dinero que había reunido a mi madre, yo sabía que no era demasiado, pero al ver su expresión entre una mezcla de agradecimiento y felicidad supe que al menos sería de ayuda. Espero que ya nunca vuelva a trabajar otro turno doble, al menos por un tiempo.

Decidí caminar a la parada de autobús en lugar de ir en mi bici, de vez en cuando quería darle un descanso a mis piernas de tanto pedalear, y ya tenía el dinero para al menos pagar un viaje de ida y vuelta a la ciudad en bus.

El único y pequeño detalle era que la parada en donde tenía que bajar quedaba un poco lejos de la pastelería. Pero era preferible esa pequeña caminata.

Al llegar Clemont hablaba con su padre, estaban sentados ambos en una de las mesas del lugar. Todavía no era la hora de abrir.

—Ash, ven y siéntate con nosotros. —

—Claro señor, disculpe por llegar tan temprano, pero hoy vine en bus. —Comente mientras tomaba asiento.

—Eso no es problema, sabes que siempre serás bienvenido aquí. —Dibujo una sonrisa en su rostro.

La sinceridad de sus palabras me agradaba, desde que conocí a Clemont cuando éramos niños siempre había sido buena persona conmigo. Tiene mucha suerte de tener un padre así.

—Bueno, pues de verdad se lo agradezco. —Dije mientras me pasaba una pieza de pan. —Por cierto, Clemont me platico que implementaron un servicio de entrega a domicilio, es genial.

Trate de que eso ultimo sonara lo más natural y desinteresado posible. Creo que falle.

—Sí, la idea se le ocurrió a Clemont hace poco y pensamos que sería bueno ponerla en práctica este verano. Ingenioso, ¿no te parece? —

—Bastante. —Mordí la pieza de pan. —Sobre eso, ¿ya le comentaste? —Dirigí la vista al rubio.

La mirada que me devolvió me lo dijo todo. Lo había olvidado.

— ¿Comentarme que cosa, Ash? —Cuestiono su padre confuso viéndonos a ambos.

Resople, esto iba a ser un poco difícil. Sin mencionar incómodo.

—Pues vera, es solo que... —

—Papá. —Me interrumpió mi amigo. —Cuando le hable a Ash de las entregas a domicilio, él dijo que quería ayudarnos a entregar los pedidos como una forma de agradecer el dejarlo tocar afuera de la tienda, ¿verdad, Ash? —

Un no muy convencido "si, si", salió de mi boca mientras asentía con la cabeza.

—Oh eso es muy amable de tu parte Ash, no es necesario que lo hagas pero si te sientes bien con eso, adelante. —

—Sí, yo... —Tenia ciertas dudas de como continuar esa oración. —Lo hare, no hay problema. —

Termine de comer la pieza de pan con la mirada un tanto perdida, en ese momento el sonido del teléfono viniendo desde la parte de atrás de la pastelería me sorprendió.

—Disculpen, iré a contestar. —Dijo su padre levantándose.

Lo mire irse y luego vi a Clemont, él también había justo terminado de comer.

—Tranquilo, no tienes que agradecerme. —Se adelantó a lo que apenas pensaba decir.

— ¿Agradecerte? —

La Esencia Del Sonido (Amourshipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora