2| No fue un día feliz

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Serena

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Serena

[14 mayo]

¡Estoy muy feliz! Hoy finalmente es el día en que por fin me casaré con Darien, estoy en la habitación mientras los últimos arreglos de mi vestido se hacen, ahora mismo tengo apoyo de Haruka, Setsuna y Michiru que se han encargado de mi arreglo para este día tan especial para mí, debo admitir que estoy hundida en los nervios y siento como mi corazón está por salir de mi pecho, una euforia enorme me invade al igual que unas ganas infinitas de estar de una vez por todas casada con el hombre que más amo.

—Tranquila —me habló Michiru sacándome totalmente de mis pensamientos, ella tomó mis manos entre las suyas —no tienes que estar nerviosa, es el día de tu boda después de todo. —Me miró con una sonrisa haciendo que pueda tranquilizarme, rápidamente logra ese efecto en mi, ella lleva un hermoso vestido verde que sin duda le favorece como siempre su belleza tan natural.

—¡Hmp! —Mire de reojo hacia Haruka junto a Michiru. —Yo aún pienso que la boda es una tontería —decía cruzada de brazos con una ligera molestia, llevaba puesto un traje blanco que le hacia ver maravillosamente, amo a Haruka y su excelente estilo masculino.

—Aún no te resignas, eso es lo que pasa —habló Setsuna sentada a un lado mío haciendo a Michiru y a mi soltar una leve risa, ella llevaba un vestido verde oscuro que sin duda resaltaba sus divinos ojos.

—Ningún hombre se puede merecer a cabeza de bombón, ni si quiera Chiba —masculló Haruka entre dientes como si un niño pequeño hiciera un berrinche a lo que volví a reír.

—Es que tu eres demasiado celosa y odias a cualquier hombre que se le acerque, ¡incluso a su prometido! —Dijo Michiru de manera divertida, Setsuna y yo solo nos reímos a lo que Haruka nos dio la espalda.

—Y con justa razón seré celoso —musitó con cierta molesta a lo que me levante con cuidado de donde estaba para no estropear mi vestido y le abracé por detrás.

—Y por eso, Haruka es mi celosa favorita número uno —dije tratando de usar mi típico tono de inocencia —anda, ya no estes molesta, ¿si? Por mi —Haruka simplemente se volteo a verme y me sonrió.

—Sabes, sin duda nadie se compara a tu belleza —me halagó colocando su mano en mi mejilla, aunque ese momento fue interrumpido por Michiru carraspeo su garganta, a lo que Haruka trago en seco, yo solo volví a reir —claro que mi sirena te hace la competencia —dijo nerviosamente, las demás terminamos por reírnos a carcajadas.

—Ya mejor terminemos de aplicarte el maquillaje —dijo firme Michiru —arreglarte para este día tan especial es la oportunidad que tenemos para hacer —ellas me habían ayudado a ponerme el vestido junto a mi madre, tambien me arreglaron el cabello y terminaban por arreglar el maquillaje que usaría —a las Inners les toco ser tus damas después de todo —había murmurado colocando un poco de rubor en mis mejillas.

—¿Les digo algo? Ellas no son mis únicas damas —le dije viendo como me había quedado el maquillaje que me aplicaron, por el espejo vi la cara de confusión de las tres a lo que yo solo reí por lo bajo —ustedes junto a Hotaru tambien lo serán, Haruka me entregaras en el altar junto a mi padre —mire como por unos segundos se quedaron sorprendidas ante aquello para después ser abrazada con gran fuerza a lo que correspondí el gesto, era lógico que serían mis acompañantes especiales, después de todo forman parte de mi vida.

[...]

Paso el tiempo y cuando menos lo pensé era el momento en el que por fin me casaría con la persona que amo.

Ahora ya estoy junto a Haruka y mi padre, ambos sosteniendo mis brazos mientras la música comienza a sonar.

—Eres la novia más hermosa que mis ojos han visto —mi padre con sus manos tomó con delicadeza mis mejillas y junto su frente a la mía —mis bendiciones estén contigo, querida hija —sentí como mis ojos ardían —te amo y deseo que seas feliz, mi pequeña princesa.

—Demuestra quien es la novia más hermosa —dijo Haruka ofreciendo su mano, tomé a ambos por los brazos y sonreí, sin duda soy tan afortunada por ser entregada por dos personas tan amadas.

Haruka y mi padre me entregaron al altar donde Darien ya me esperaba, pero hay algo que me inquieta, veo a Darien y el tiene un gesto como forzado ¿Será mi imaginacion?

Empezó la ceremonia, todo transcurría como en una boda, pero algo me incomoda, pero no se que es, en este momento el padre llega a aquellas palabras que nos unirán.

—Serena Tsukino, jura usted amar y respetar a Darien Chiba, estar en la salud y la enfermedad, en los buenos y malos momentos ¿Hasta que la muerte los separe?

—Acepto —le respondí al sacerdote sin titubear y con una sonrisa.

—Darien Chiba, jura usted amar y respetar a Serena Tsukino, estar en la salud y la enfermedad, en los buenos y malos momentos ¿Hasta que la muerte los separe?

Darien se quedó en silencio, no le quite la vista de encima, la sonrisa se borró de mis labios, de pronto sentí como se tenso a lo que una opresión en mi pecho apareció.

—Lo lamento —me dijo muy serio, después dirigió su vista al sacerdote —no, no acepto.

No lograba procesarlo, solo pude quedarme ahi parada, él solto mi mano y se dirigio a la salida, no reaccioné, juro que no lo hice porque aún no lo asimilé.

Omnisciente

Serena apreto su vestido dejando salir algunas lágrimas de tristeza, dolor y rabia, Haruka interceptó a Darien evitando que se fuera, la rubia ceniza lo tomó de la corbata y lo jalo hasta sí.

—¡¿Cómo te atreves a hacer esto?! ¡¿Por qué justo ahora?! —Le grito encolarizada Haruka mientras Michiru lograba que lo soltará y tomarle del brazo junto a Hotaru.

—¡¿Cómo te puedes atrever, idiota?! —Exclamó Sammy llegando hasta él —¡Nadie tiene el derecho de lastimar a mi hermana! —Le grito encolarizado tratando de ir contra él, pero Kenji lo retuvo impidiendo que hiciera una imprudencia, Darien simplemente no contestó nada, él salio de ahí con rapidez dejando atrás a todos, los bullicios de los invitados comenzaron provocando a la familia y amigas cercanas mirar el alrededor con seriedad.

Pronto su mirar se fijó en Serena quien alzó su vestido para dar la vuelta rápidamente en dirección a la salida trasera de la iglesia, la primera en correr detrás de ella fue Ikuko seguida de los demas.

Pronto salieron al jardín donde la encontraron sentada sobre el césped con su mirada fija en las rosas mientras las lágrimas se secaban en sus mejillas, ellos se mantuvieron a una distancia prudente y en silencio, porque simplemente ni siquiera sabían que decir o hacer.

—Quiero irme a casa ya —musitó la rubia sin dirigirles la mirada —no quiero volver a pisar esta iglesia —murmuró entre dientes con notable ira.

—Serena... —Le llamó Ikuko caminando a ella.

—¡Quiero irme ya! —Exclamó con su voz quebrada y lágrimas volviendo a correr por sus mejillas —¡Llevenme a casa que quiero quitarme este estúpido vestido! —Gritó llevando sus manos a su cuello arrancando el collar que llevaba rompiéndolo para después dirigirse a su adorno de cabello tumbandoselo —¡Quiero irme ya!- grito al borde de la desesperación tratando de rasgar el vestido.

—¡Ya tú padre está por el auto, Serena! —Exclamó Ikuko agarrando con desesperación las manos de su hija evitando que siguiera con aquello —¡Ya va, hija! —Exclamó mirando hacia Kenji quien corrió de ahí en dirección al auto, Ikuko la jalo hacia ella y la abrazó a lo que ella estalló en llanto.

—¡Saquenme de aquí! ¡Ya no quiero estar aquí! —Exclamó agitada dejando su cabeza sobre el pecho de su madre quien la abrazaba con fuerza.

[...]

El Dia Que La Novia Lloró Donde viven las historias. Descúbrelo ahora