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-Félix, no creas que te vas a escapar tan fácil de mi -dijo Sam, cuando ya estaba al lado de él.

-¿Qué quieres? -habló aterrado.

-Hablar, sólo eso, por favor -suplicó.

-No, ¿para qué? -ni siquiera podía dirigirle la mirada.

-Por favor Félix, no haré nada.

-Disculpa, no puedo... -intentó irse, pero Sam lo tomó del brazo, haciendo que Félix soltara un quejido y cerrará los ojos.

-Perdón -lo soltó en cuanto notó que le hacía daño.

-Vete, por favor -sollozo.

-Quiero que hablemos, ya no haré nada, sólo acepta hablar conmigo.

-¿Para qué? -gritó, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas- ¿para pedirme volver y terminar como siempre?

-¿Qué está pasando? -preguntó una voz detrás de Sam.

-¿Tú quién eres?

-¿Quién eres tú? -lo empujó- y ¿qué le haces a Félix?

-Marc, todo está bien -habló Félix, poniéndose entre los dos para evitar que Sam pudiera golpearlo.

-Estas llorando, obvio nada esta bien -pausa- Vete de aquí -dijo ahora para Sam.

-La cosa es con Félix, no contigo "Marc".

-Vete de aquí -repitió.

-No te vas a escapar tan fácil de mi -dijo mientras señalaba a Félix, y sin más se fue.

-¿Quién era?

-Quiero irme a mi casa ya -ignoró la pregunta de Marc- nos vemos luego.

-Espera, yo te llevo.

-No, quiero caminar.

-¿Y si el idiota de hace rato vuelve? Ve conmigo -insistió.

-Está bien -aceptó después de pensarlo un rato.

El camino a casa de Félix fue silencioso, y aunque Marc se moría de duda por saber quién era ese chico que estaba con Félix, decidió no preguntar por el momento.

-Listo, sano y salvo -dijo Marc cuando llegaron a casa de Félix, apagando el carro.

-Muchas gracias.

-No hay de que, cuando quieras puedo traerte y lleva... -Félix lo interrumpió.

-No sólo por eso, gracias por no dejar que Sam me hiciera algo o no sé -le sonrió sin mostrar los dientes.

-Oh, ¿quién es exactamente? -se atrevió a preguntar- y si no está demás... ¿qué quería?

-¿Sabes? Te agradezco bastante que te hayas aparecido en el momento exacto, pero aún no me siento con la confianza para poder contarte que es lo que pasa, o más bien pasó entre los dos -dijo sin mirarlo.

-No te preocupes -le sonrió- lo entiendo.

-Gracias.

-¿Nos veremos al rato? -preguntó, dejando el tema de lado.

-No sé si este en condiciones de salir -hizo una mueca con la boca.

-¿Mañana en la escuela? -Félix negó con la cabeza- ¿Puedo pasar mañana por ti en la mañana para siquiera ir a tomar un café?

-Está bien -aceptó Félix después de haber pensado un rato.

Félix se bajó del carro y seguido de él bajó Marc.

-Nos vemos mañana entonces -Dijo Marc en forma de despedida.

-Nos vemos mañana.

Félix entró a su casa, donde sus padres estaban sentados en el sillón.

-¿Quién era ese chico? -cuestionó su madre.

-Es un amigo, sólo eso.

Subió rápido las escaleras y se fue a acostar, unos minutos después alguien golpeo la puerta de su habitación.

-Félix, ¿Puedo pasar? -era su mamá.

-Claro -habló apenas.

-¿Qué pasa Félix?, ¿ese chico te hizo algo? -negó con la cabeza- ¿entonces?

-Sam... -no hacía falta que Félix le explicará a su madre que era lo que había pasado, ella se sabía la historia completa.

-¿Te hizo algo? -a pesar de que estaba molesta, usaba un tono de voz que hacía sentir seguro a Félix.

-Ayer cuando no estaban me llamó...

-¿Volvió a amenazarte? -interrumpió, Félix, el cual negó con la cabeza.

-Me dijo que quería hablar, pero obviamente me negué y le colgué -hizo una pausa para respirar hondo- se apareció hoy a la salida de la escuela y quiso que fuera con él, me volví a negar y me agarró muy fuerte del brazo -se levantó la manga del suéter que traía, enseñándole a su madre unos dedos marcados sobre su piel- llegó Marc y me defendió y para evitar cualquier otra cosa me trajo en su auto.

-¿Cómo es posible que siga intentando acercarse a ti después de todo el daño que te hizo? -dijo mientras abrazaba a Félix.

-No lo sé mamá -sollozo en su hombro- me da miedo tan sólo de verlo.

-Tranquilo ¿si? -lo consolo- mira, ¿qué te parece si te vas a dar un baño mientras yo preparo un chocolate caliente? Así vemos unas películas tú y yo, y mandamos a tu padre a dormir.

-Está bien mamá -sonrió por la buena idea.

Félix y su mamá se pararon de la cama, Félix, haciendo caso a su mamá se fue a dar un buen baño y cuando salió, bajo a la sala donde se encontraban dos tazas de chocolate caliente, la pantalla de la televisión en Netflix y una cobija.

Sin duda está era una de las cosas que siempre le subían el ánimo, y su mamá lo sabía.

A lo largo de la tarde Félix y su mamá se la pasaron viendo películas, cosa que, para la noche, ya había hecho que Félix se pusiera contento de nuevo.

Retos y Apuestas |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora