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—Me gustas tú —mintió.

—¿Es una broma? —dijo Félix después de captar que fue lo que le dijo.

—No —volvió a mentir— pero bueno, olvidemos eso, no quiero que afecte nuestra amistad.

—Está bien.

—En fin, hay una fiesta mañana, ¿quieres ir? —preguntó.

—No sé, esos lugares no son ambiente para mi.

—Anda, será divertido —sonrió— yo te llevo.

—Te aviso ¿si?

—Estaré esperando tu mensaje —pausa— Ya es tarde, me tengo que ir —se paró.

—Te acompaño a la puerta.

Cuando Marc se fue, Félix subió rápido las escaleras y entró a su cuarto. Rápidamente sacó su celular y le marcó a Tiana.

—No creerás lo que me pasó —dijeron los dos al mismo tiempo— Empieza tú —volvieron a hablar al mismo tiempo.

—Le gustó a Marc —dijo Félix antes de soltar un pequeño grito de emoción.

—Wowowow, espera ¿qué? —exclamó sorprendida.

—Me lo acaba de decir.

—¿Cómo? —Tiana seguía sorprendida.

—Mi mamá lo invitó a cenar, y cuando nos dejaron solos, me lo dijo, y me invitó a una fiesta mañana.

—Tienes que ir Félix —dijo entusiasmada.

—Lo sé, pero le dije que lo pensaría, no quiero verme muy fácil.

Tiana y Félix siguieron platicando un buen rato más. Tiana le contó a Félix que su abuela seguía mal y que su mamá no quería irse aún. Por lo que estaría allá por tiempo indefinido.

Cuando la llamada terminó Félix se fue a dormir, muy emocionado.

Mientras tanto, cuando Marc llegó a su casa se encerró en su habitación y se sentó en el piso mientras se agarraba el cabello desesperadamente.

—¿Qué hice? —repetía una y otra vez— ¿cómo puedo hacerle algo así a Félix?

Decir que Marc pudo dormir esa noche, sería estar mintiendo. Esas tres simples palabras, "Me gustas tú" eran el comienzo de todo. No había marcha atrás y si ahora ya se sentía culpable no imaginaba como se sentiría cuando todo acabe...

Al día siguiente Félix se levantó con mucha energía. A lo largo del día se la pasó pensando en si ir a la fiesta o no, al final decidió que si iría y le mandó un mensaje a Marc, a lo que este sólo le contestó con un "Ok. Pasó por ti en una hora".

Félix se alistó para la fiesta, y justamente una hora después del mensaje sonó el timbre.

—¡Mamá!, ¡ya me voy! —gritó.

—¡Con mucho cuidado Alex! —gritó de vuelta.

—Félix —dijo para sí mismo.

Al salir de su casa Marc se encontraba recargado en su carro.

—Hola —saludo con una gran sonrisa.

—Hola Félix —Le abrió la puesta del copiloto.

Félix subió al carro y sin quitar la sonrisa de su cara espero a que Marc subiera. El camino a la fiesta estuvieron platicando de cosas sin importancia.
Cuando llegaron a la fiesta, Félix por un momento pensó que Marc, al igual que Tiana la vez anterior, lo dejaría sólo y se iría a beber con sus amigos. Pero no fue así, Marc estuvo todo el rato con él, aunque eso no impidió que a menos de dos horas en la fiesta Marc ya estuviera más ebrio que nunca.

—No... no le digas a Félix de la apuesta —le dijo Marc, si, a Félix.

—¿Qué apuesta Marc? —preguntó un poco desconcertado.

—No le hagas caso Félix, está ebrio —dijo Tony.

—Quiero mis $60 dólares.

—Marc, estás ebrio, deja de decir tonterías —rió Tony mientras le daba unas palmaditas en la mejilla.

—¡Verdad o reto! —alguien gritó al fondo de la casa, varias personas salieron corriendo para allá, incluido Marc.

Félix siguió a Marc y ya que no había algo mas divertido que hacer decidió jugar.

Desde que Félix se sentó en el círculo donde estaban las personas que jugarían un chico no paraba de verlo, cosa que hacía que Félix se sintiera más incómodo de lo que ya estaba.

La botella giraba y giraba pero nunca le tocó a Félix, hasta un rato después, la botella los señalaba a él y al chico que no paraba de verlo.

—Todos coincidimos en que los homo se vayan a uno de los cuartos de arriba, por 7 minutos —y ahí fue cuando todos empezaron a gritar, a excepción de Marc, él sólo se veía molesto.

"Un poco de diversión no hace daño" pensó Félix y subió con él chico cuyo nombre aún no conocía.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Félix.

—Santiago —le sonrió coqueto mientras se sentaba en la cama— ¿cuál es el tuyo?

—Félix —se sentó junto a él.

—¿Qué te parece si dejamos toda la plática de lado y empezamos con la diversión? —a pesar de que par Félix esas palabras le sonaron realmente graciosas, no pensó en ello y simplemente lo beso.

El beso siguió y siguió hasta convertirse en un beso muy subido de tono. Pasaron los 7 minutos y luego esos 7 minutos se convirtieron en 30 antes de que alguien abriera la puerta de golpe...

Retos y Apuestas |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora